¿Qué es y qué se celebra en Halloween?


31 de octubre... una vez más, sobretodo entre los adolescentes y jóvenes, es común la celebración muy "a su manera" de la fiesta del "Halloween"... ¿Qué es? ¿Qué se celebra realmente? Lea usted con atención:

Significado


"Halloween" es una palabra compuesta: "All hallow's eve", derivada del inglés antiguo que significa "víspera de todos los santos", ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.


Orígenes

La celebración del Halloween se inició con los celtas, antiguos pobladores de la Europa Oriental, Occidental y parte de Asia Menor. Entre ellos habitaban los druidas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble. Ellos creían en la inmortalidad del alma, la cual decían se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo; pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a hacer provisión para ella.

El año céltico concluía en esta fecha que coincide con el otoño, cuya característica principal es la caída de las hojas. Para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida. Esta enseñanza se propagó a través de los años juntamente con la adoración a su dios el "señor de la muerte", o "Samagin", a quien en este mismo día invocaban para consultarle sobre el futuro, salud, prosperidad, muerte, entre otros.

Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que se mezclara. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.

Algunos inmigrantes irlandeses introdujeron el Halloween en los Estados Unidos, donde llegó a ser parte del folclor popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, vampiros y monstruos de toda especie. Así se ha propagado por todo el mundo...

El 31 de octubre por la noche, en los países de cultura anglosajona o de herencia celta, se celebra la víspera de la fiesta de todos los Santos, con toda una escenografía que antes recordaba a los muertos, luego con la llegada del Cristianismo a las ánimas del Purgatorio, y que ahora se han convertido en una ensalada mental en la que no faltan creencias en brujas, fantasmas y cosas similares.

En cambio, en los países de cultura mediterránea, tal es el caso de México, el recuerdo de los difuntos y la atención a la muerte se centra en el 2 de noviembre, el día siguiente a la celebración de la resurrección y la alegría del paraíso que espera a la comunidad cristiana, una familia de "santos" como la entendía San Pablo.

Diversas tradiciones se unen, se mezclan y se influyen mutuamente en este comienzo de noviembre en las culturas de los países occidentales. En Asia y Africa, el culto a los antepasados y a los muertos tiene fuertes raíces pero no está tan ligado a una fecha concreta como en nuestra cultura.


Calabaza, golosinas, disfraces...

La calabaza fue añadida después y tiene su origen en los países escandinavos y luego regresó a Europa y al resto de América gracias a la colonización cultural de sus medios de comunicación y las películas importadas.

En los últimos años, comienza a hacer furor entre los quinceañeros que olvidan sus propias y ricas tradiciones, para adoptar la hueca calabaza iluminada... Los niños se disfrazan y van - con una vela introducida en una calabaza vaciada en la que se hacen incisiones para formar una calavera - de casa en casa. Cuando se abre la puerta gritan: "trick or treat" (broma o regalo) para indicar que gastarán una broma a quien no les de una especie de propina o aguinaldo en golosinas o dinero.

Una antigua leyenda irlandesa narra que la calabaza iluminada sería la cara de un tal Jack O'Lantern que, en la noche de Todos los Santos, invitó al diablo a beber en su casa, fingiéndose un buen cristiano. Como era un hombre disoluto, acabó en el infierno.

Con la llegada del cristianismo, mientras en los países anglosajones tomaba forma la procesión de los niños disfrazados pidiendo de puerta en puerta con el farol en forma de calavera, en los mediterráneos se extendían otras costumbres ligadas al 1 y 2 de noviembre. En muchos pueblos españoles existe una tradición de ir de puerta en puerta tocando, cantando y pidiendo dinero para las "ánimas del Purgatorio". Hoy en día, aunque menos que antaño, se siguen visitando los cementerios, se arreglan las tumbas con flores, se recuerda a los familiares difuntos y se reza por ellos; en las casas se hablaba de la familia, de todos los vivos y de los que habían pasado a otra vida y se consumían dulces especiales, que perduran para la ocasión, como en España los buñuelos de viento o los huesos de santo.

Mientras tanto, al otro lado del océano y al sur de Estados Unidos, la tradición católica llevada por españoles y portugueses se teñía de color propio en cada país americano, mezclada a los ritos locales precoloniales y al folklore del lugar.

Seguramente en Galicia se unen dos tradiciones: la celta y la católica, por lo que es esta la región de España en la que más perdura la tradición del recuerdo de los muertos, las ánimas del Purgatorio, muy unidas al folklore local, y las leyendas sobre apariciones y fantasmas. En toda España perdura una costumbre sacrosanta que se ha introducido en los hábitos culturales: la de representar en esta fecha alguna obra de teatro ligada al mito de Don Juan Tenorio. Fue precisamente este personaje, "el burlador de Sevilla o el convidado de piedra", creado por el fraile mercedario y dramaturgo español Tirso de Molina, el que se atrevió a ir al cementerio, en esta noche, a conjurar las almas de quienes habían sido víctimas de su espada o de su posesividad egoísta...

En todas estas representaciones, ritos y recuerdos, pervive un deseo inconsciente, y más bien pagano, de exorcizar el miedo a la muerte, sustraerse a su angustia. El mito antiguo del retorno de los muertos, se ha convertido hoy en fantasmas o dráculas con efectos especiales en los filmes de terror.


Festividad de todos los Santos

Sin embargo, para los creyentes es la fiesta de todos los Santos la que verdaderamente tiene relevancia y refleja la fe en el futuro para quienes esperan y viven según el Evangelio predicado por Jesús. El respeto a los restos mortales de quienes murieron en la fe y su recuerdo, se inscribe en la veneración de quienes vivieron como auténticos "templos del Espíritu Santo".

La fiesta de los Fieles Difuntos fue instituido por San Odilón, monje benedictino y quinto Abad de Cluny en Francia, el 31 de octubre del año 998. Al cumplirse el milenario de esta festividad, el Papa Juan Pablo II recordó que "San Odilón deseó exhortar a sus monjes a rezar de modo especial por los difuntos. A partir del Abad de Cluny comenzó a extenderse la costumbre de interceder solemnemente por los difuntos, y llegó a convertirse en lo que San Odilón llamó la Fiesta de los Muertos, práctica todavía hoy en vigor en la Iglesia universal".

"Al rezar por los muertos - dijo el Santo Padre -, la Iglesia contempla sobre todo el misterio de la Resurrección de Cristo que, por su Cruz, nos obtiene la salvación y la vida eterna. La Iglesia espera en la salvación eterna de todos sus hijos y de todos los hombres".

En razón a ello, el Papa exhorta a los católicos "a rezar con fervor por los difuntos, por sus familias y por todos nuestros hermanos y hermanas que han fallecido, para que reciban la remisión de las penas debidas a sus pecados y escuchen la llamada del Señor".


Cultura y negocio del terror

Detrás de Halloween existe una cultura de consumo que propicia y aprovecha las oportunidades para hacer negocios, sin importar cómo. Hollywood ha contribuido a la difusión del Halloween con una serie de películas en las cuales la violencia gráfica y los asesinatos crean en el espectador un estado morboso de angustia y ansiedad. Estas películas son vistas por adultos y niños, creando en estos últimos miedo y una idea errónea de la realidad. El Halloween hoy es, sobre todo, un gran negocio. Máscaras, disfraces, dulces, maquillaje y demás artículos necesarios son un motor más que suficiente para que algunos empresarios fomenten el "consumo del terror". Se busca además favorecer la imitación de las costumbres norteamericanas por considerarse que esto está bien porque este país tiene chapa de "superior".


Pensándolo desde la fe

Una propuesta de temas para considerar detenidamente nuestra fe católica y la actitud que debemos tomar ante el halloween podrían ser:

¿Es que, con tal que se diviertan, podemos aceptar que los niños al visitar las casas de los vecinos, exijan dulces a cambio de no hacerles un daño (estropear muros, romper huevos en las puertas, etc.)? Respecto de la conducta de los demás se puede leer el criterio de Nuestro Señor Jesucristo en Lc 6, 31: "Trata a los demás como quieras que ellos te traten".

¿Qué experiencia (moral o religiosa) queda en el niño que para "divertirse" ha usado disfraces de diablos, brujas, muertos, monstruos, vampiros y demás personajes relacionados principalmente con el mal y el ocultismo, sobre todo cuando la televisión y el cine identifican estos disfraces con personajes contrarios a la sana moral, a la fe y a los valores del Evangelio? Veamos qué dice Nuestro Señor Jesucristo del mal y lo malo en Mt 6,13: "No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal".

¿Cómo podemos justificar, como padres de una familia cristiana, que nuestros hijos el día de Halloween hagan daño a las propiedades ajenas? ¿No seríamos totalmente incongruentes con la educación que hemos venido proponiendo en la cual se debe respetar a los demás y que las travesuras o maldades no son buenas? ¿No sería esto aceptar que, por lo menos, una vez al año se puede hacer el mal al prójimo? ¿Qué nos enseña Nuestro Señor Jesucristo sobre el prójimo? Veamos Mt 22, 37 - 40: "El primer mandamiento es: Amarás a Dios sobre todas las cosas... El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo... En estos dos mandamientos se basa toda la ley y los profetas".

Con los disfraces y la identificación que existe con los personajes del cine, ¿no estamos promoviendo en la conciencia de los pequeños que el mal y el demonio son solo fantasías, un mundo irreal que nada tiene que ver con nuestras vidas y que por lo tanto no nos afectan? La Palabra de Dios afirma la existencia del diablo, del enemigo de Dios: "Sométanse a Dios, pero enfréntense al maligno" (St 4, 7).


¿Qué experiencia religiosa o moral queda después de la fiesta del halloween?

¿No es Halloween otra forma de relativismo religioso con la cual vamos permitiendo que nuestra fe y nuestra vida cristianas se vean debilitadas?

Si aceptamos todas estas ideas y las tomamos a la ligera en "aras de la diversión de los niños" ¿Qué diremos a los jóvenes (a quienes durante su infancia les permitimos jugar al Halloween) cuando acudan a los brujos, hechiceros, médiums, y los que leen las cartas y todas esas actividades contrarias a lo que nos enseña la Biblia?

Es que nosotros, como cristianos, mensajeros de la paz, el amor, la justicia, portadores de la luz para el mundo ¿podemos identificarnos con una actividad en donde todos sus elementos hablan de temor, injusticia, miedo y oscuridad?

Si somos sinceros con nosotros mismos y buscamos ser fieles a los valores de la Iglesia Católica, llegaremos a la conclusión de que el halloween no tiene nada que ver con nuestro recuerdo cristiano de los Fieles Difuntos, y que todas sus connotaciones son nocivas y contrarias a los principios elementales de nuestra fe.

Fuente: aciprensa

Estudiarán curación milagrosa de una mexicana...

Radio Vaticana informó que la Arquidiócesis de Yucatán (México) estudiará el caso de una mujer mexicana que padecía de un grave tumor en la garganta y que asegura haber sanado por intercesión del Beato Juan Pablo II.

"El Padre Jorge Oscar Herrera Vargas, portavoz de la Arquidiócesis de Yucatán, quien informó que el considerado milagro de la Sra. Sara Guadalupe Fuentes será estudiado por un juzgado eclesiástico del Estado que se encargará de reunir los documentos que serán enviados al representante del Vaticano, Mons. Slawomir Oder, postulador de la canonización del Papa Wojtyla, para que determine si formará parte de la propuesta", informó Radio Vaticana en su sitio web.

Asimismo, explica que "la Sra. Sara Fuentes se curó en una semana de un tumor que obstruía el 80% de su garganta y le impedía comer y respirar bien, por lo que requería una cirugía urgente; pero por la supuesta intercesión del beato Juan Pablo II, cuyas reliquias fueron llevadas a México hace unos días, esta devota del Papa se curó repentinamente".

El caso mexicano

Según informa Sipse.com, "la historia de Sara comenzó el 20 de agosto, cuando a través de un examen médico le detectaron el pólipo. Tras las molestias y dolencias, el especialista le recomendó que era necesario una intervención para extraer el tumor; fue entonces cuando decidieron ir al Seguro Social y le programaron la cirugía para el 28 de septiembre, en calidad de urgente".

"Tres días antes, la cámara endoscópica del nosocomio se quemó y el día que le tocaba entrar a quirófano, le informaron que se canceló y se aplazó para el 30 de septiembre", añade.

La familia de Sara buscó someterla a la cirugía en una clínica particular. Le practicaron una "endoscopía para verificar si debía ser entubada (traqueotomía). En ese proceso, el médico sorprendido les dio la noticia que les cambió la vida".

"Les tengo dos noticias una buena y una mala, me dijo (el médico), la mala es que yo no la voy a operar y la buena es que se salvó señora no tiene nada, entonces me puse a llorar, luego nos puso el vídeo; yo ni podía verlo, mi esposo lo vio y ya no había nada, el pólipo no estaba", relató Sara.

Sara asegura que desde antes que llegaran las reliquias "comenzó a orar intensamente y colocaba una imagen del Papa en su pecho y su garganta, para pedir que intercediera por ella".

"Dos días antes de la visita del Papa viajero su garganta se libró del tumor. Para dar gracias visitó las reliquias en la Iglesia Catedral y los próximos días le harán nuevos estudios para dar seguimiento a su caso", agrega Sipse.com.

Fuente: Aciprensa

Visita de las Reliquias del Beato Juan Pablo II


Para más información, visita:
http://www.arquidiocesisgdl.org.mx/reliquias

San Guido María Conforti

Ante miles de peregrinos de todo el mundo, presentes en la Plaza de San Pedro, en Roma, el Papa Benedicto XVI proclamó el día de ayer, 23 de octubre de 2011, Domingo Mundial de las Misiones, a tres nuevos santos que se entregaron por completo al anuncio apasionado del Evangelio y al servicio al prójimo: Don Luigi Guanella (1842 - 1915), el "Apóstol de la caridad"; Bonifacia Rodríguez de Castro (1837 - 1905), Fundadora de la Congregación de las Siervas de San José; y Guido María Conforti Adorni (1865 - 1931), Fundador de la Pía Sociedad de San Francisco Xavier para las Misiones Exteriores, de quien hablaremos hoy...

Guido nació en Ravadase, Parma, Italia, el 30 de marzo de 1865. Fue el octavo de una familia de 10 hijos de los señores Rinaldo Conforti y Antonia Adorni.

Venciendo la resistencia de su padre, en 1876 entró en el seminario, donde realizó brillantemente sus estudios, distinguiéndose por su diligencia, piedad y obediencia. Durante sus estudios de teología, el Beato Andrés Ferrari fue su rector en el seminario. Sin haber sido aún ordenado sacerdote, Guido fue nombrado "vicerector del seminario", tarea que continuó realizando después de su ordenación sacerdotal (22 de septiembre de 1888). En esta misión pudo mostrar sus elevadas dotes de educador, siendo un modelo para los jóvenes seminaristas por su testimonio de santidad y caridad pastoral.

Según su propio testimonio, su vocación sacerdotal y misionera había nacido a los pies del Crucifijo. "No es posible - escribió - fijar la mirada en este modelo divino sin sentirse empujado a cualquier sacrificio, por grande que sea".

"El Crucifijo es el gran libro que ofrece a nuestros ojos horizontes infinitos". De hecho, a pesar de que la vida de Guido transcurrió en la región italiana de Emilia, su mirada abarcaba los horizontes de toda la humanidad, y nunca desfalleció en el deseo ardiente de anunciar el Evangelio a todos los hombres... El "espectáculo" de la cruz le hablaba "con la elocuencia de la sangre", manifestándole el amor infinito de Dios hacia la humanidad.

En 1895, Guido fundó una Congregación Misionera de hombres consagrados a Dios con el único fin de llevar el Evangelio a los no cristianos: Los Misioneros Xaverianos.


El 9 de junio de 1902, contando apenas con 37 años de edad, fue llamado a regir la Arquidiócesis de Rávena. El día de su ordenación episcopal pronunció los votos religiosos junto con el voto de dedicarse sin reservas al anuncio del Evangelio "ad gentes". En Rávena, la enfermedad le obligó a largos períodos de inactividad. Su profundo sentido de responsabilidad pastoral hacia el rebaño que le había sido confiado le llevó a presentar su dimisión... la cual fue aceptada.

Regresó humildemente a su Instituto Misionero donde, recuperando algo su salud, se ocupó en la formación de los alumnos misioneros y en la redacción de las Constituciones de su familia misionera.

A finales de 1907, el Santo Padre le confió la diócesis de Parma. Durante 25 años descacó com un buen pastor, signo viviente de la "solicitud maternal de la Iglesia hacia todos los hombres, tanto fieles, como infieles, por su preocupación particular por los pobres y los más débiles".

Cabe señalar que la catequesis fue el punto central de su tarea pastoral: instituyó escuelas de doctrina cristiana en todas sus parroquias y preparó a los catequistas de su diócesis con apropiados cursos de cultura religiosa y pedagógica... Fue el primer Obispo de Italia que celebró un congreso de catequética en su diócesis.

Cinco veces realizó visita pastoral a sus parroquias, celebró dos sínodos diocesanos, instituyó y promovió la Acción Católica, especialmente de los jóvenes. Cuidó de manera especial la cultura y la santidad del clero, la formación de los seglares, las asociaciones y la prensa católica, las misiones populares, los congresos eucarísticos, marianos y misioneros. Logró reconciliar los ánimos divididos, se preocupó por llevar a los extraviados a la unidad del rebaño y fomentó el amor y el respeto incondicional hacia el Papa.

Su presencia, en los momentos difíciles de la historia de aquellos años en la ciudad de Parma, fue discreta, casi inobservada, pero eficaz... y con resultados. Durante las huelgas de 1908, fundó un grupo de abogados dedicados a la defensa de los derechos de los campesinos y de los sacerdotes. Cuando una parte de la ciudad se opuso violentamente a la instauración del fascismo y se corría el peligro de matanzas multitudinarias, la mediación de Don Guido obtuvo la retirada de las milicias fascistas, evitando una guerra civil.

La preocupación por la Iglesia local que le había sido confiada no le quitó la "preocupación por aquellos lugares del mundo donde la Palabra de Dios no había sido anunciada". Creía firmemente que el anuncio del Evangelio "ad gentes" fuese el camino más seguro por la nueva evangelización de su pueblo. Se entregó incansablemente a la tarea de "la Evangelización ad gentes" ya fuese a través de su familia misionera, como colaborando con las varias iniciativas de animación misionera en Italia y en el resto del mundo.

Puso especial cuidado en colaborar en la fundación y en la difusión de la Pontificia Unión Misionera del Clero (PUM), de la que fue su primer presidente. Su Santidad Pablo VI, refiriéndose al Obispo Conforti, dijo: "Fue providencial que en la fundación de la Unión Misionera del Clero al lado del Padre Pablo Manna se encontrase Don Guido María Conforti, que no sólo ayudó excepcionalmente con su consejo y su colaboración a la naciente Unión, sino que con su autoridad logró para dicha Unión la aprobación pontificia".

En 1928, Conforti viajó a China para visitar las comunidades y los lugares que habían sido confiados a la familia religiosa de la que él era Superior General. Su viaje fue signo de la comunión entre las Iglesias.

El 5 de noviembre de 1931, consumido por su incansable tarea pastoral, habiendo recibido devotamente el Sacramento de la Unción de los Enfermos y el Santo Viático, de haber profesado públicamente su fe y de haber implorado la bendición de Dios para su clero y su pueblo, Guido María Conforti entró en la Casa del Padre.

El Papa Juan Pablo II lo beatificó el 17 de marzo de 1996 y Benedicto XVI lo canonizó ayer...


Cordial Invitación...

Con la colaboración musical del P. Roberto Dueñas y Cristy Villaseñor entre otros...

Aclarando términos...

Fray Nelson Medina respondió y aclaró al sacerdote jesuita Carlos Novoa, de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá (Colombia), quien expresó su apoyo al aborto manipulando las enseñanzas del Beato Juan Pablo II para justificar su postura..

En un artículo titulado "Una oportunidad miserablemente perdida" con fecha del 18 de octubre publicado en su blog "Alimento para el alma", Fray Nelson Medina afirma que el P. Carlos Novoa –elogiado por la famosa abortista Mónica Roa– es una "persona inteligente y brillante, por lo cual no creo que no se diera cuenta de hacia dónde iban las preguntas que la periodista (del diario El Espectador) le dirigía según predecible libreto".

"Y por ello veo esta entrevista como una oportunidad miserablemente perdida para llevar a mucha gente el verdadero pensamiento de la Iglesia", añade y precisa "a un verdadero jesuita, que los hay, no lo entrevistará esta clase de prensa".

Junto con Novoa, Fray Nelson Medina cuestiona a aquellos jesuitas que para dar a conocer el Evangelio, primer lo acomodan "a lo que los oídos del mundo quieren oír, para después decir que los obispos no saben o no quieren difundir lo que ellos sí difunden, llegando al extremo ridículo de creer que sirven a la Iglesia en el proceso de destruir la fe de mucha gente a la que iban a ayudar a madurar".

Seguidamente cuestiona la intención de quien hizo la entrevista, Cecilia Orozco Tascón que busca con sus preguntas "demostrar" que los argumentos contra el aborto son puramente religiosos "y que hay un grupo en la sociedad (los católicos) que pretenden imponer a todos, sobre la base de su fe religiosa, una ley que afectará a todos, creyentes o no".

Fray Nelson Medina dice luego que, efectivamente como dice el P. Novoa, la cárcel no soluciona el aborto: "¡Pero nadie ha dicho que la cárcel sea ‘la’ solución! La cárcel tampoco es la solución para el secuestro, pero ¿hay entonces que evitar encarcelar a los secuestradores porque la cárcel no arregla el secuestro? Bien se sabe que todo crimen trae consigo un aspecto punitivo".

"A partir de este punto uno siente que el entrevistado (Novoa) ha perdido el norte".

Medina también cuestiona a Novoa cuando dice en la entrevista que no se puede asimilar el aborto a un homicidio: "sucede que la Iglesia enseña con claridad que la eliminación voluntaria de un ser humano es un homicidio. Uno ve que este sacerdote no está enseñando lo que creemos los católicos".

Dirigiéndose al jesuita, Fray Nelson recuerda: "el aborto es un homicidio, P. Carlos Novoa. Tu misión como servidor de Cristo no es halagar los oídos o los ojos de nadie, sino los de Aquel a quien escogiste servir".

A continuación el dominico dice estar de acuerdo en que el aborto es un drama "Y es dramático que una mujer, por su culpa o la de otros, llegue a considerar (matar) al ser humano vivo que lleva en las entrañas. Luego la solución es apoyar a esa mujer para que no mate a ese ser y no se despedace psicológicamente a sí misma".

Sobre la manipulación que hace Novoa de las enseñanzas del Papa Juan Pablo II en la encíclica Evangelium Vitae sobre el grado de responsabilidad que puede tener alguien, Fray Nelson precisa que "lo correcto no es dejar sin castigo el aborto, nivelando por lo bajo la responsabilidad, sino castigar durísimamente semejante crimen, aunque teniendo presente que en algunos casos la responsabilidad pueda ser menor".

"Oportunidad miserablemente perdida para haberle aclarado eso a millones de potenciales lectores. Sobre todo por un hecho: al expresarse como lo ha hecho, el P. Carlos Novoa deja también sin castigo a los médicos abortistas y en general a los que se lucran de esa industria infame de muerte", añade.

En la entrevista, prosigue Fray Nelson, Orozco "logró todo lo que quiso: desacreditar al Procurador General, desacreditar la propuesta (de blindar la vida contra el aborto con una modificación constitucional), mostrar que en ningún caso podría ser vinculante, y sobre todo: llevar al entrevistado a contradicciones como la siguiente":

"Un absoluto ético es aquel horizonte contra el cual yo no puedo actuar jamás. Los absolutos éticos en el consenso mínimo universal son la base de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, Personales y Sociales de 1948: la dignidad de la persona humana y la solidaridad. Nadie puede actuar en contra de esos absolutos. En cuanto a la vida humana, debo protegerla, pero hay ciertos momentos en que puedo actuar contra ella.

Fray Nelson explica entonces que, hablando así, el sacerdote jesuita de la Pontificia Universidad Javeriana deja claras varias cosas de las que piensa:

1. La ONU es la que determina los "absolutos éticos." Es decir, mejor prepararnos para el absoluto ético de la permisividad frente al homosexualismo, los llamados derechos reproductivos, la corrupción de las mentes de los niños a través de una supuesta "educación sexual" que ya ha mostrado por dónde va, y un largo etcétera. Y preparémonos para recibir el ataque, bajo acusación de "intolerancia" por no decirle "amén" a esa agenda.

2. Es un absoluto ético la dignidad de la persona humana. Pero en cambio no es un absoluto ético respetar al embrión ni al feto. Luego, ni el embrión ni el feto tienen estatuto de personas humanas.

3. Hay que proteger la vida pero también actuar contra ella, incluso si se trata de vida inocente.

Fray Nelson Medina afirma luego: "no estoy seguro de que en sus mejores sueños la periodista hubiera deseado más ‘ganancia’. En cuanto a la fe católica, pues, ya se sabe lo que diré: fue una oportunidad miserablemente perdida".

"Los últimos comentarios de Novoa, ya sin ayuda de la periodista, muestran que para él cabe exhibir para escarnio al católico incoherente. No parece interesarle mostrar al católico que vive su fe, que la ora, que la practica, que la defiende en público", agrega.

Finalmente el sacerdote dominico pide a "Dios que no vuelva a verse semejante cuadro deplorable, remedo de conversación, en que perdió tan tristemente la fe y también la misma razón, obligada a retorcerse para encontrar dónde justificar... lo injustificable".

Fuente: Aciprensa

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El Aborto NO se puede justificar...


Mónica Roa, la abogada que estuvo detrás de la despenalización del aborto en Colombia, elogió al sacerdote jesuita Carlos Novoa por una reciente entrevista en la que expresó su apoyo al aborto y en la que manipuló los escritos del Beato Papa Juan Pablo II para justificar su postura.

El 16 de octubre Roa recomendó a través de su cuenta de Twitter la lectura de una entrevista de Novoa, también doctorado en ética y profesor de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, titulada "el aborto terapéutico es ético".

Sobre la entrevista concedida al diario El Espectador, Roa señala en uno de sus tuits lo siguiente: "De lectura obligatoria! Un cura a favor del aborto? Lean!!!" y coloca el enlace a la entrevista que se puede leer aquí.

En la entrevista el P. Novoa no solo afirma estar a favor del aborto terapéutico, sino que además manipula la enseñanza del Beato Juan Pablo II, concretamente el numeral 17 de la encíclica Evangelium Vitae, así como algunos pasajes del Concilio Vaticano II.

El sacerdote jesuita no considera lo que afirma el Papa Wojtyla en la misma encíclica cuando dice que sin importar las razones "aun siendo graves y dramáticas, jamás pueden justificar la eliminación deliberada de un ser humano inocente" con el aborto, al que el Santo Padre califica como un "delito abominable".

Novoa también arremete contra el Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, un firme defensor del derecho a la vida de los no nacidos en Colombia, y contra los políticos que apoyaron un proyecto de reforma constitucional para blindar este derecho fundamental contra el aborto a quienes El Espectador califica de "ultraconservadores".

El sacerdote también explica las razones por las cuales está de acuerdo con el aborto en caso de violación y se dice respetuoso de la decisión de la Corte Constitucional de Colombia que en 2006 despenalizó esta práctica para ese caso, riesgo de muerte de la madre y malformaciones congénitas del no nacido.

Novoa ha reiterado algunos de estos argumentos en otra entrevista concedida a RCN radio, manipulando nuevamente la enseñanza de Juan Pablo II y señalando que "hay muchos teólogos y teólogas que sostienen que en ciertos momentos el aborto sería ético".

En el año 2005, Mónica Roa, representante del poderoso lobby anti-vida norteamericano y directora de proyectos de la trasnacional abortista Women’s Link Worldwide, presentó una demanda contra la Corte Constitucional de Colombia para exigir la despenalización del aborto, decisión que tomó este alto tribunal en 2006, contraviniendo la postura de la gran mayoría de compatriotas.

En septiembre de este año Roa también presentó junto a otras feministas una acción de tutela (que exige inmediatez en el fallo) para silenciar al Procurador Ordóñez y otros miembros de la procuraduría que han denunciado el efecto abortivo de la píldora del día siguiente.

En septiembre este fármaco ocasionó un infarto cerebral a una joven de 23 años en España.

Hace unos días la abogada abortista también celebró el rechazo del Senado de Colombia de un proyecto que buscaba blindar la vida contra el aborto a través de una modificación de la Constitución y que contaba con el respaldo de más de cinco millones de firmas.

Fuente: Aciprensa

Guadalajara y los Juegos Panamericanos...


El plazo se cumplió, y la espera de 15 años está haciéndose toda una realidad. Desde el pasado 14 de octubre, la Perla de Occidente se vistió "panamericanizada"... Las calles y sus "carriles exclusivos o preferentes", el remozamiento de parte de la infraestructura de nuestra ciudad, la "villa panamericana", las instalaciones deportivas, la gran cantidad de activos de seguridad y vialidad municipal, estatal y federal, las "vacaciones obligadas" para algunas instituciones educativas, los colores, las mascotas y la publicidad creciente que nos lo recuerda a cada momento, está haciendo que los tapatíos, inevitablemente, vibremos al ritmo de la "Fiesta de América".

No podemos dejar que este evento pase sin cuestionar nuestra vida cristiana... un pasaje excelente que puede ayudarnos para reflexionar acerca de la importancia del Deporte y su relación con nuestra fe es 1 Co 9, 24 - 27:

"¿No saben que, en las carreras del estadio, todos corren, pero solamente uno consigue el premio? Corran de tal manera que lo logren. Los atletas se abstienen de todo con el fin de obtener una corona corruptible, mientras que nosotros aspiramos a una incorruptible. Yo, pues, corro, pero no sin rumbo; lucho, no como quien da golpes al aire, sino que disciplino mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de enseñar a los demás, quede yo descalificado..."

Dejemos que la Palabra de Dios y los "signos de los tiempos" nos enseñen y adoctrinen... Que este "tiempo favorable" deje en nosotros algo más que sucesos que pasan...

Taller de Inducción para Nuevos Coordinadores

A partir del próximo 7 y hasta el 11 de noviembre, el Departamento de Animación Territorial invita a los Nuevos Coordinadores de Catequesis a nivel Vicaría, Decanato, Parroquia, Templos, Sectores, Centros, etc., a un Taller de Inducción, a fin de que puedan iniciar su sevicio con las herramientas necesarias, y con la calidad que merece su ministerio.

Habrá dos turnos:

Matutino: De 10:00 a 12:00 a.m.
Vespertino: De 5:00 a 7:00 p.m.

Sábado 12 de noviembre, Intensivo: De 9:30 a.m. a 6:00 p.m.

Aportación económica para el Taller: $ 25 °°

El Taller se abre si hay una asistencia mínima de 50 personas.

Preinscripción necesaria: Todos los días, a partir de hoy, y hasta el próximo viernes 4 de noviembre. Acude a la Oficina de Animación Territorial, en las Instalaciones del SEDEC, Guadalajara (Ramón Morales 517, Col. La Perla).

¡Los esperamos!

Hoy podemos gozar de la bella música...

A usted puede o no gustarle la música clásica, pero independientemente de esto, definitivamente debería darse un crédito especial a un hombre de 62 años que hoy y mañana se presentará en tierras tapatías, junto a su orquesta, y haciendo vibrar a miles de corazones jóvenes (teniendo la edad que tuvieren): André Rieu.

André Léon Marie Nicolas Rieu nació en Maastrich, Holanda, el 1 de octubre de 1949. Siendo apenas un niño comenzó su carrera musical, perteneciendo ocasionalmente a diversas orquestas. Su sueño de formar la suya propia lo consiguió en 1987: La "Johann Strauss Orkest". A partir de 1988 comenzó su fulgurante carrera de éxitos por todo el mundo, comenzando por su propia patria, y convirtiéndose en una de las grandes estrellas a nivel de los más prestigiosos grupos del pop o del rock, ganando multitud de aficionados a la música de su género.

Con su característico estilo de difundir la música clásica (que en otros tiempos parecía reservada a las clases de élite o acomodadas), André Rieu decidió ponerla al servicio de un público joven y en aquellos lugares que dichos jóvenes suelen frecuentar: plazas públicas, estadios deportivos o teatros populares, y lo consiguió con gran éxito, ganando diversos premios como el "top diez" o el "top cien", ostentando el número uno.

El "rey del vals" es una "mezcla interesante de gallardía y humildad". Juzguémoslo por sus propias palabras:

"Mi corazón de músico no sólo está en Maastricht. También como persona, como esposo, y como padre, me siento en casa. Estoy casado con una persona conocida: Marjorie Rieu, "Mestreechs Meitske" (una chica de Maastricht), y mis dos hijos han nacido aquí también. Tenemos una vida de lo más normal, a pesar de la agitación que a veces conlleva la vida de artistas. Cuando paseo por la ciudad, me saludan mis paisanos con un "ha jong, hoofste neet te wèrreke vandaog?" (¡Eh, chico! ¿Es que hoy no vas a trabajar?) ¡Me encanta! Ni siquiera me piden autógrafos, ni fotos... ¡Así es la gente de Maastricht! Pero hay algo que sí hacen, y me siento a veces muy cohibido: Me lanzan aquel "piropo" que sólo la gente de Maastricht sabe decir así: "Sjiek jong, totste eine vaan us bis!" (¡Qué bueno que seas uno de nosotros, muchacho!). Entonces, me saltan las lágrimas y me siento super orgulloso..."

Veamos ahora un video suyo, felicitando al público mexicano y anunciando su venida a nuestra tierra tapatía:




La cita será hoy y mañana, 13 y 14 de octubre de 2011, al punto de las 9:00 p.m.

Si usted desea gozar de bella música, lo invitamos a consultar lugar y costo de los boletos, dando click aquí.

Devotos pensamientos acerca de los Misterios del Santo Rosario

Celebrando hoy la memoria del Beato Juan XXIII (Angelo Giuseppe Roncalli), y fortaleciendo la vivencia del Mes del Rosario y las Misiones (el mes de Octubre), publicamos este pequeño ensayo del "Papa Bueno", complemento de su Carta Apostólica "Il Religioso Convegno"...

JUAN XXIII

PEQUEÑO ENSAYO DE DEVOTOS PENSAMIENTOS
DE LOS MISTERIOS DEL ROSARIO
COMO COMPLEMENTO A LA CARTA APOSTÓLICA
"IL RELIGIOSO CONVEGNO"


MISTERIOS GOZOSOS

1. La Anunciación del Ángel a María

Este es el punto más luminoso, el que une el cielo con la tierra, el más grandioso acontecimiento de los siglos.

El Hijo de Dios, Verbo del Padre, por quien todo fue hecho de cuanto se hizo en el orden de la creación, asume la naturaleza humana para convertirse en el Redentor y en el Salvador de la humanidad entera.

María Inmaculada, la flor más bella y fragante de la creación con su "Ecce ancilla Domini", a las palabras del ángel, acepta el honor de la divina maternidad que al punto se cumple en ella; y nosotros, como hermanos redimidos de Cristo, nos convertimos todos en hijos de Dios.

¡Oh sublimidad!, ¡oh ternura de este primer misterio!

Reflexiones: nuestro principal y continuo deber es el de dar gracias al Señor que se ha dignado salvarnos haciéndose hombre y, como hombre, nuestro hermano; y nos asocia con la adopción de hijos a su misma madre.

La intención de la plegaria en la contemplación de este primer cuadro, además de la perennidad habitual de la acción de gracias, es el estudio y el esfuerzo sincero de humildad, de pureza, de gran caridad, de la que la Virgen bendita nos da un tan hermoso ejemplo.

2. La visita de María a su prima Isabel

Qué suavidad y qué gracia en aquella visita de tres meses de María a su querida prima. La una y la otra depositarias de una maternidad inminente; para la Virgen Madre la más sagrada maternidad que pueda imaginarse sobre la tierra. Qué dulzura de armonía en aquellos dos cantos que se entrelazan: "Bendita tu eres entre las mujeres" (Lucas 1, 42), de una parte; y de otra: "El Señor ha mirado la humildad de su esclava; todas las generaciones me llamarán bienaventurada" (Lucas 1, 48).

Esta visión de Ain-Karim, sobre la colina del Hebrón, ilumina de luz celestial y humanísima, a la vez, las relaciones de las familias buenas, educadas en la escuela antigua del Rosario rezado todas las tardes en casa, en la intimidad y en todos los puntos de la tierra, donde «sufre, combate y reza» (A. Manzoni, La Pentecoste, v. 6) alguno de nosotros, llamado por una alta inspiración, o el sacerdocio, o la caridad misionera, o un sueño de apostolado que se cumple; o llamados también por motivos legítimos de diversas naturalezas, trabajo, comercio, servicio militar, estudio, enseñanza o cualquier otra razón. Qué hermoso conjuntarse durante las diez Ave Marías de este misterio donde tantas almas unidas por razón de sangre, por vínculos domésticos, por todo aquello que santifica y estrecha los sentimientos de amor entre las personas más queridas, padres e hijos, hermanos y parientes, convecinos o pertenecientes a un mismo pueblo en acto de reflejar, de iluminar, un sentimiento de caridad universal; cuyo ejercicio es alegría y honor de la vida.

3. El nacimiento de Jesús en Belén

En el momento justo, según las leyes de la naturaleza humana asunta, el Verbo de Dios hecho hombre sale del tabernáculo santo que es el seno inmaculado de María. Su primera aparición en el mundo está en un pesebre donde las bestias se alimentan de heno; todo en derredor es silencio, pobreza, sencillez, inocencia. Se oyen voces de ángeles que anuncian en el cielo la paz que el recién nacido trae al universo. Los primeros adoradores son María, la Madre y José, el padre putativo; después, los humildes pastores invitados por voces angélicas, descienden de la colina. Más tarde llegará una caravana de gente ilustre precedida, desde lejos, por una estrella y

Ofrecerá dones preciosos llenos de significado.

Pero entre tanto todo adquiere en aquella noche de Belén lenguaje de universalidad.

Sobre este tercer misterio, que obliga a que toda rodilla se doble ante la cruz, hay quien gusta de contemplar los ojitos sonrientes del divino infante en actitud de mirar a todos los pueblos de la tierra que pasan, uno después de otro, como en revista ante Él y a los que Él identifica: hebreos, romanos, griegas, chinos, pueblos de África y de todas las regiones del universo y de todas las épocas de la historia, pasadas, presentes y futuras.

Para otros, cambio, durante las diez Ave Marías de este misterio del nacimiento de Jesús les gusta encomendar a Él el número sin número de los niños de todas las razas humanas que durante las últimas veinticuatro horas del día y de la noche precedente van naciendo. Todos estos niños, bautizados o no, pertenecen a Jesús de Belén y a la continuación de su dominio de luz y de paz.

4. La presentación de Jesús en el templo

La vida de Jesús, todavía en los brazos maternos, se abre al contacto de los dos Testamentos. Luz y revelación de las gentes, esplendor del pueblo elegido. San José debe estar presente y participar también él en el rito de las ofrendas legales prescritas.

Aquel episodio se perpetúa en la Iglesia; y en el acto de repetir el Ave María es hermoso observar las hermosísimas esperanzas del perenne reflorecimiento de las promesas del sacerdocio y de los cooperadores y de las cooperadoras en gran número al reino de Dios; jóvenes alumnos de los seminarios, de las casas religiosas, de los estudiantados misioneros, incluso de las universidades católicas y de otras formas de un futuro apostolado de los seglares cuyo expandirse, a pesar de las dificultades y de las oposiciones de la hora presente e incluso en diversas naciones muy atribuladas por la persecución, no cesa de ser espectáculo consolador hasta el punto de arrancar palabras de admiración y de alegría.

«Luz y revelación de las gentes» (Lucas 2, 32), gloria del pueblo elegido.

5. Jesús perdido y encontrado en el templo

Jesús tiene ya doce años. María y José le acompañan a Jerusalén para la plegaria habitual de aquella edad. De improviso desaparece de sus ojos aunque vigilantes y amorosos. Gran preocupación en aquella búsqueda que dura tres días. Se le encuentra entre los demás asistentes en el templo. Estaba razonando con los doctores de la ley. ¡Qué palabras tan significativas las de San Lucas que (nos lo describe con precisión! Lo encuentran sentado en medio de los doctores, audientem illos et interrogantem eos (Lucas 2, 46) en actitud de escucharlos y de preguntarles. Aquel encuentro de los doctores era entonces todo: conocimiento, sabiduría, luz, práctica en contemplación al Antiguo Testamento.

Tal es en todo tiempo la misión de la inteligencia humana: recoger las voces de los siglos, transmitirnos la buena doctrina; dilatar con humildad la mirada de la investigación científica sobre el futuro.

Cristo se encuentra siempre allí en medio, en su puesto; Magister vester unus est Christus (Mateo, 23, 10).

Esta quinta decena de los misterios gozosos, es una invocación especial en provecho de cuantos son llamados al servicio de la verdad y de la caridad, en la investigación, en la enseñanza, en la difusión de las técnicas nuevas audiovisivas, moviendo a amar a Jesús: científicos, profesores, maestros, periodistas, especialmente éstos, por la tarea característica de hacer siempre el honor a la buena doctrina en su pureza, sin fantásticas deformaciones.

Sí, sí, rezamos por todos ellos, ya sean sacerdotes o sean laicos: rezamos para que sepan escuchar la verdad, y se requiere tanta pureza de corazón; para que sepan entenderla, y se requiere toda la humildad íntima de la mente, para que sepan defenderla, y es necesaria la fuerza que tuvo Jesús, y es la fuerza de los santos, la obediencia. Solamente la obediencia logra la paz, es decir, la victoria.

MISTERIOS DOLOROSOS

1. Jesús en Getsemaní

La mente conmovida llega a contemplar la imagen del Salvador en la hora del supremo abandono: «...y tuvo un sudor, como de gotas de sangre que caía a tierra» (Lucas 22, 44) Esto expresa la íntima pena del alma, la amargura extrema de la soledad, el quebrantamiento del cuerpo decaído. La agonía viene provocada por la inminencia de aquello que Jesús ve bien claro: la pasión que le espera.

La escena de Getsemaní sirve de estímulo al esfuerzo de la voluntad para aceptar el sufrimiento, aceptación plena del sufrimiento, cuando es Dios quien quiere o permite nuestro sufrimiento: Nom mea voluntas, sed tua fiat (Lucas 22, 42). Palabras que desgarran y curan porque enseñan hasta que grado puede y debe llegar el cristiano que sufre con Jesús que sufre, y nos dan la certeza para nosotros de los méritos más inenarrables, los méritos de la vida divina en nosotros, viva vivas en nosotros hoy en al gracia, mañana en la gloria.

Un intención hay que tener presente aquí, en este misterio: la sollicitudo omnium ecclesiarum (2Cor 11, 28), el ansia que agita como el viento que agitaba el lago de Genezaret: «pues el viento era contrario» (Mateo 14, 24) la plegaria oración diaria del Papa, el ansia de las horas más agitadas del altísimo ministerio pastoral; el ansia de la Iglesia que diseminada por toda la tierra sufre con él, y, al mismo tiempo, él sufre con la Iglesia, presente en él y que sufre en él; el ansia de miles de almas, partes enteras de la grey de Jesús, sometidas alas persecuciones contra la libertad de creer, de pensar, de vivir. «¿Quién desfallece sin que desfallezca yo? (2Cor 11, 29).

Participar en los dolores de los hermanos, padecer con quien padece, flere cum flentibus (Romanos 12, 15), es un beneficio, un mérito para toda la Iglesia. ¿Es la «comunión de los santos» tener todos y cada uno en común la Sangre de Jesús, el amor de los Santos y de los buenos, y, también, por desgracia, nuestro pecado, nuestras debilidades? ¿Se piensa acaso en esta «comunión», que es unión y casi, como decía Jesús, unidad: «para que sean uno» (Juan 17, 22). La cruz del Señor no solo nos levanta sino que atrae a las almas, siempre «cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí (Juan 12, 32). Todo, a todos.

2. La flagelación

Este misterio ofrece el recuerdo del despiadado suplicio de los latigazos sobre los miembros inmaculados e inocentes de Jesús.

El compuesto humano está hecho de alma y cuerpo. El cuerpo sufre las tentaciones más humillantes y la voluntad débil puede dejarse arrastrar. Así, pues, hay en este misterio una invitación a la penitencia saludable que debe envolver y proteger la verdadera salud del hombre, en su totalidad, como ser corporal y espiritual.

De ello deriva una gran enseñanza para todos. Nosotros no estamos llamados al martirio cruento, sino a le disciplina constante, cotidiana de las pasiones. Por este camino, verdadero «camino de la cruz», camino cotidiano, inevitable, indispensable, que a veces por sus exigencias puede convertirse en heroico, llegamos paso a paso a asemejarnos cada vez más perfectamente con Jesucristo, a la participación de sus méritos, a la ablución en su Sangre inmaculada de toda culpa en nosotros y en todos. No se llega mediante fáciles exaltaciones, fanatismos quizá inocentes, pero nunca inocuos.

La Madre Dolorosa le vio así flagelado: ¡imaginamos con cuánta aflicción! Cuántas madres quisieran gozar de ver el perfeccionamiento moral de sus hijos a través de la disciplina de la educación, de la instrucción, de una vida sana; sin embargo, tienen a veces que llorar viendo insatisfechas tantas esperanzas, tantas fatigas.

La intención de las avemarías del misterio será, pues, invocar del Señor el don de la pureza de costumbres en las familias y en la sociedad, especialmente en las almas jóvenes, más expuestas a las seducciones de los sentidos; y pedir a la vez el don de la robustez de carácter, de la fidelidad a los propósitos hechos y a las enseñanzas recibidas.

3. La coronación de espinas.

Es el misterio cuya contemplación se ajusta mejor aquellos que llevan el peso de graves responsabilidades en el cuidado de las almas y en la dirección del cuerpo social: es, por tanto, el misterio de los Papas, de los obispos, de los párrocos, el misterio de los gobernantes, de los legisladores, de los magistrados. Sobre la cabeza de este Rey, la corona de espinas. También sobre sus cabezas hay una corona en la cual está, sí, una aureola de dignidad y de distinción, corona de una autoridad que procede de Dios y es divina; sin embargo, está tan entretejida de elementos que pesan, que punzan, que procuran espinas y disgustos; por no hablar del dolor que nos causan las debilidades y las culpas de los hombres, cuando más se les ama y se tiene el deber de ser para ellos aquel que representa al Padre que está en los cielos. Entonces, el amor mismo se convierte, como para Jesús, en una corona de espinas que los hombres entretejen sobre la cabeza de quien los ama.

Otra aplicación nos hace pensar en las graves responsabilidades de quien ha recibido mayores talentos y está obligado a hacerlos fructificar mediante el ejercicio continuo de sus facultades, de su inteligencia. El servicio del pensamiento, es decir, el empeño que se exige a quien de ellas está más dotado para luz y guía de los otros, debe ser llevado con paciencia, rechazando las tentaciones del orgullo, del egoísmo, de la disgregación que demuele.

4. La vía de la cruz

La vida humana es un peregrinar continuo, largo y pesado. Arriba, arriba, por la escarpada pedregosa, por el camino a todos señalado en aquella colina. En este misterio Cristo representa al género humano. ¡ Ay si no hubiese una cruz para cada uno! El hombre se vería tentado de egoísmo, de hedonismo, de insensibilidad, y sucumbiría.

El fruto que proviene de la contemplación de Jesús que sube al Calvario es el de acoger y besar la cruz llevándola con generosidad y alegría según las palabras de la Imitación de Cristo: «En la cruz está la salvación, en la cruz está la vida, en la cruz, está la protección contra los enemigos, la efusión de una celestial suavidad» (Lib. II, cap. 12, 2).

Extended también la plegaria a María Dolorosa que siguió a Jesús con espíritu de participación en sus méritos y en sus dolores.

La intención abre ante los ojos la inmensa visión de los atribulados, huérfanos, viejos, enfermos, misioneros, débiles, exilados, pidiendo para todos la fuerza y el consuelo que sólo da la esperanza: O Crux ave, spes unica (Breviario Romano, Hymn. Ad Vesp. Dom. 1 Passionis).

5. La muerte de Jesús

Vita et mors duello conflixere mirando (Misal Romano, Secuencia de la Misa de Pascua): vida y muerte representan los dos puntos preciosos y orientadores del sacrificio de Cristo; desde la sonrisa de Belén que quiere abrirse a todos los hijos de los hombres en su primera aparición en la tierra, hasta el suspiro final que recoge todos los dolores para santificarlos, todos los pecados para borrarlos. Y María está junto a la cruz, como estaba junto al Niño de Belén. Recemos a esta piadosa Madre a fin de que ella misma ruegue por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.

Aquí está alumbrado también el gran misterio de aquellos que no sabrán nunca –qué inmensa tristeza– de la Sangre que el Hijo de Dios derramó también por ellos; el misterio de los pecadores obstinados, de los incrédulos, de aquellos que recibieron y reciben, y luego la rechazan, la luz del Evangelio. Y la oración se dilata en un ansia de justa reparación, en un horizonte de amplitud misionera porque la Sangre Preciosísima, derramada por todos los hombres, proporcione a todos la salvación y la conversión: la sangre de Cristo, prenda de vida eterna.

MISTERIOS GLORIOSOS

1. La Resurrección de Nuestro Señor

Es el misterio de la muerte dominada y vencida; desde la muerte a los esplendores de la victoria y de la gloria. Nos enseña el más grande triunfo de Cristo; y a la vez contiene la seguridad del triunfo de la Santa Iglesia Católica más allá de las adversidades y de las persecuciones de la historia del pasado y las del futuro. Cristo vence, reina, impera. Viene bien recordar que la primera aparición de Cristo resucitado fue para las piadosas mujeres que estuvieron muy cerca de él en su vida y en sus sufrimientos hasta el Calvario.

En estos esplendores del misterio la mirada de nuestra fe contempla, unidas a Jesús Resucitado, a las almas más queridas, aquellas con quien hemos gozado de familiaridad y compartido las penas. ¡Cómo se aviva a la luz de la resurrección de Jesús el recuerdo de nuestros muertos! Estos son recordados y bendecidos en el sacrificio del Señor crucificado y resucitado, participan aún de nuestra vida mejor, que es la oración y es Jesús.

Por algo la liturgia oriental concluye el rito fúnebre con el aleluya para todos los muertos. Para ellos invocamos la luz de los eternos tabernáculos, mientras el pensamiento vuela también a la resurrección que espera a nuestros mortales despojos: et exspecto resurrectionem mortuorum. Esperar y confiar en la suavísima promesa de que la resurrección de Jesús es prenda segura, esto es pregustar el cielo.

2. La Ascensión de Jesús al cielo.

En este cuadro contemplamos la consumación de las promesas de Jesús. Es su respuesta a nuestro anhelo del cielo; y el retorno definitivo al Padre, de quien procede y vino al mundo, es seguridad para todos nosotros a quienes ha prometido un puesto allá arriba: vado parare vobis locum (Juan 14, 2).

Este misterio se ofrece ante todo como luz y advertencia para las almas en orden a la vocación de cada uno. Está bosquejando el movimiento espiritual que llega a la santificación, el anhelo de continuas ascensiones que preparan el alma a la «medida de la plenitud de Cristo» (Ef 4, 13); en tal esfuerzo de perfección están comprendidos los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, misioneros y misioneras, seglares distinguidísimos, almas que quieren ser buen perfume de Cristo (cf. 2Cor 2, 15) y viven ya en una transmisión de vida celestial.

La enseñanza de esta decena es una exhortación a no dejarse distraer por aquello que apesadumbra, sino abandonarse a la voluntad del Señor que nos conduce en alto. Los brazos de Jesús, en la hora de su regreso al padre, ascendiendo al cielo, se abren en un gesto de bendición sobre los primeros apóstoles, sobre todos los que, tras sus huellas, siguen creyendo en él, y tienen en su corazón un plácida y serena seguridad del encuentro último con él y con todos los salvados, en la felicidad eterna.

3. La venida del Espíritu Santo

Los apóstoles en la última cena recibieron la promesa del Espíritu, luego en el cenáculo, reunidos en torno a María, lo reciben como don supremo de Cristo. ¿Qué es su Espíritu? Es el Consolador y Abogado. Con la venida y difusión del Espíritu Santo la herencia de Cristo, todavía trepidante y ansiosa, recibe el sello de la catolicidad que la dilata a todos los confines. El Espíritu Santo continúa sus efusiones sobre la Iglesia todos los días; los siglos y los pueblos le pertenecen. Sus triunfos no están siempre a la vista, pero de hecho están llenos de sorpresas y de maravillas.

Las avemarías del misterio que meditamos miran hacia una particular intención, en este año de fervor en el que toda la Iglesia Santa, que es peregrina en el mundo, se dispone y prepara para Concilio Ecuménico. El Concilio ha de ser como un nuevo Pentecostés de fe, de apostolado, de gracias extraordinarias, para la prosperidad de los hombres, para la paz del mundo entero. María, la Madre de Jesús y dulcísima Madre nuestra, estaba con los Apóstoles en el Cenáculo de Pentecostés. Permanezcamos durante este año más cerca de ella, en el Rosario. Nuestras oraciones unidas a las suyas renovarán el antiguo prodigio; y será como el nacimiento de un nuevo día, un alba intensa de la Iglesia católica, santa y cada vez más santa, católica y cada vez más católica, en los tiempos modernos.

4. La Asunción de María al cielo

La imagen soberana de María se ilumina e irradia en la suprema exaltación que puede alcanzar una criatura. ¡Qué bella escena de gracia, dulzura, solemnidad, la dormición de María, tal como los cristianos de Oriente la contemplan! Recostada en el plácido sueño de la muerte, Jesús está junto a ella, y la retiene en su corazón, como si el alma de María fuese un niño, para indicar el prodigio de la inmediata resurrección y glorificación.

Los cristianos de Occidente prefieren seguir, levantando los ojos y el corazón, la asunción de María en cuerpo y alma hacia los reinos eternos. Así la han visto y representado los artistas más insignes, belleza divina incomparable. Sigámosla así, dejándonos llevar entre la angélica procesión.

Motivo de consuelo y de confianza de los días de dolor para aquellas almas privilegiadas -y todos los podemos ser- que Dios prepara en silencio para el triunfo más bello, el triunfo del altar.

El misterio de la Asunción nos familiariza con el pensamiento de la muerte, de nuestra muerte, en una luz de plácido abandono en el Señor; nos familiariza y reconcilia con la idea de que el Señor estará, como queremos que esté, cerca en nuestra agonía para recoger entre sus manos nuestra alma inmortal.

Gratia tua nobis tecum, Virgo Immaculata.

5. La coronación de María como reina de todos los coros de los ángeles y de los santos

Es la síntesis de todo el Rosario, que se cierra así en la alegría y en al gloria.

Esa gran misión que se abrió con la anunciación del ángel, como un único flujo de fuego y de luz, ha ido pasando a través de cada uno de los misterios: el plan eterno de Dios para nuestra salvación, que está representado en tantos cuadros, nos ha acompañado hasta aquí y ahora nos reúne con Dios en el esplendor de los cielos.

La reflexión ha de recaer sobre nosotros mismos; sobre nuestra vocación por la que un día seremos asociados a los ángeles y a los santos y cuyas gracias santificantes anticipa ya desde esta vida la realidad misteriosa y consoladora; ¡oh qué delicia, oh qué gloria! Somos "conciudadanos de los santos y de la familia de Dios; edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo piedra angular el mismo Cristo Jesús".

La intención en este misterio es orar por la perseverancia final y por la paz sobre la tierra, que abre las puertas de la eternidad bienaventurada...

Auxilio de los Cristianos... Nuestra Señora del Rosario


Todo fue a causa de una guerra... La famosa "Guerra de Lepanto"...

Hacia el siglo XVI, en tiempos del Papa Pío V (1566 - 1572), los musulmanes controlaban la Zona del Mediterráneo, y preparaban una invasión inminente a la Europa cristiana...

Los Reyes católicos, divididos entre discordias, parecían no darse cuenta del peligro... El Papa pidió ayuda, pero sin éxito, hasta que la guerra estaba a la puerta y la invasión era certera...

El 17 de septiembre de 1569, Pío V, comprobando que la ayuda humana era insuficiente, pidió a los fieles que rezaran, que rezaran mucho el Santo Rosario. El 7 de octubre de 1571, se encontraron las dos flotas, musulmana y cristiana, en el Golfo de Corinto, cerca de la ciudad griega de Lepanto.

La flota cristiana, compuesta en su mayoría de soldados de los Estados Papales, de Venecia, Génova y España, comandados por D. Juan de Austria, entraron en la batalla con un enemigo muy superior en número y recursos... Se "jugaba" el destino de la Europa cristiana...

Antes del ataque, las tropas cristianas, siguiendo el consejo del Papa, rezaron el Santo Rosario con mucha devoción... La batalla de Lepanto duró hasta altas horas de la tarde, pero al final los cristianos triunfaron...

Mientras la batalla transcurría, el Papa, en Roma, recitaba el Rosario en su capilla. En eso, el Papa salió de su capilla y, por aparente inspiración, anunció a todos los presentes y con gran calma que la Santísima Virgen le había concedido la victoria a los cristianos. Semanas más tarde llegó el finalmente el mensaje de la victoria de parte de D. Juan de Austria, quién, desde un principio, atribuyó el triunfo cristiano a la poderosa intercesión de Nuestra Señora del Rosario. Agradecido con Nuestra Madre, el Papa Pío V instituyó la fiesta de "Nuestra Señora de las Victorias" y agregó a las Letanía de la Santísima Virgen el título de "Auxilio de los Cristianos". Más adelante, el Papa Gregorio III cambió el nombre de la fiesta a la de "Nuestra Señora del Rosario"...

Honor a quien honor merece...


Cuando Jesús subió a los cielos, dejó a sus apóstoles el encargo de ir a todo el mundo y compartir su Palabra...

Tratando de hacer vida este mandato, desde hace algunos años, y con mucho fruto, el "Instituto Fe y Vida" (link aquí) editó la Biblia Católica para Jóvenes (link aquí). Con más de medio millón de copias vendidas, traducida al Español e Italiano, con más de 850 comentarios para conocer, amar y vivir la Palabra de Dios, con más de 250 ilustraciones acerca de la Historia de Salvación, y con diversos símbolos, prácticas y creencias católicas explicadas desde su contexto bíblico, este recurso ha causado admiración y crédito internacional.

Su incursión en las Redes Sociales (link en facebook aquí), así como el diseño novedoso y atractivo para sus destinatarios, la han colocado como una de las ediciones preferentes para la Pastoral Juvenil y Misión Bíblica Juvenil.

Dejamos aquí un video promocional, pero si quieren conocer más acerca de este atractivo recurso, ingresa a: bibliaparajovenes.org . También pueden adquirirla en nuestras librerías...


¡Ya casi está listo!

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San Francisco de Asís

Francisco Bernardone nació en Asís, Italia, en el año 1182. Sus padres fueron Pietro Bernardone y Madonna Pica. Siendo joven participó en la guerra entre las regiones de Perusa y Asís, en 1202, y en la batalla de Collestrada fue tomado prisionero y liberado al año siguiente. En 1205 se enroló nuevamente en el ejército y partió a la guerra, pero en el trayecto tuvo un sueño en el que una voz le ordenó volver y dar otro rumbo a su vida. Entonces comenzó su conversión: se apartó de los amigos, frecuentó la compañía de los pobres e intensificó la vida de soledad y oración.

En 1206, a la edad de 24 años, renunció a las riquezas y a su familia, y se trasladó a la localidad de Gubbio para servir a los leprosos. De regreso en Asís, vistió el hábito de ermitaño y trabajó en la restauración de las ermitas de San Ubicación de la ciudad de Asís Damián, San Pedro y Santa María de los Ángeles (también llamada la Porciúncula).

En 1208, mientras oía misa en la Porciúncula, escuchó el evangelio del envío de los discípulos en misión y descubrió su vocación evangélica y apostólica. Empezó a predicar la paz, la igualdad entre los hombres, el alejamiento de la riqueza, la dignidad de la pobreza, el amor a todas las criaturas y la venida del Reino de Dios. Entonces se le unieron los tres primeros compañeros: Bernardo de Quintavalle, Pedro Cattani y Gil de Asís, con quienes nace la I Orden Franciscana.

En 1209 escribió la primera Regla de la Orden, que dictaba el estilo de vida para los franciscanos. Sus preceptos eran una vida basada en el amor, la oración y la paz; votos de pobreza completa, lo que incluía renunciar a las propiedades; sustento del propio trabajo o, en caso necesario, de la limosna; y ofrecer ejemplo de renuncia de sí mismo. Viajó a Roma con sus once compañeros para reunirse con el Papa Inocencio III y consiguió la aprobación verbal de la Regla. La pequeña fraternidad escogió la Porciúncula como el primer hogar de la Orden. En marzo de 1212, la noche del Domingo de Ramos, fue consagrada Clara, dando inicio a la II Orden Franciscana, también llamada Clarisas o Damas Pobres. Ese mismo año, Francisco se embarcó rumbo a Siria para continuar su obra apostólica en Oriente, pero los vientos contrarios hicieron fracasar su viaje y regresó. Los años siguientes viajó por Italia, Francia y España. El 14 de mayo de 1217, durante Pentecostés, se celebró en la Porciúncula el primer Capítulo General, junta para organizar a sus seguidores en provincias y señalar lugares específicos de misión. La Orden se dividió en doce provincias.

En 1219 consiguió viajar a Oriente, donde fue recibido por el sultán de Egipto, pero tuvo que regresar apresuradamente a Italia debido a problemas surgidos entre sus seguidores. En 1220 se retiró del gobierno de la Orden y nombró como su Vicario a Pedro Catan. En 1221 fundó la III Orden, conocida como Terciarios, a la que podían pertenecer quienes estuvieran ligados a ocupaciones civiles, estuvieran casados o simplemente no pudieran seguir la I Orden por razones de vocación o enfermedad. Ese mismo año, la organización eclesiástica le solicitó que la Regla escrita hace once años (llamada primera Regla) fuera nuevamente redactada, más breve. La Regla definitiva fue aceptada por el Capítulo de Pentecostés (junta de religiosos) y aprobada y confirmada mediante bula (documento eclesiástico) por el papa Honorio III. En 1224, Francisco pasó la cuaresma de San Miguel en el monte La Verna (en los Montes Apeninos, Italia), con el fin de hacer penitencia. Allí recibió en su cuerpo las Llagas(estigmas o señales) de la Pasión de Cristo. En ese tiempo también tuvo una grave afección a los ojos que lo dejó casi ciego, pero pese a su condición continuó predicando. En 1226, su estado de salud siguió empeorando progresivamente y fue trasladado a Asís. Al sentir cercana la muerte, pidió que lo llevaran a la Porciúncula.

El sábado 3 de octubre de 1226, hacia las 19 horas, murió a la edad de 44 años. Al día siguiente, domingo 4 de octubre, su cuerpo fue trasladado a Asís y sepultado en la iglesia de San Jorge. El 16 de julio de 1228, el Papa Gregorio IX canonizó a Francisco de Asís y se convirtió en Santo.

Fuente: Aciprensa



Reunión con Coordinadores de Parroquia, Decanato y Vicaría

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Por el mes de las misiones...

MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
PARA LA JORNADA MUNDI
AL DE LAS MISIONES 2011

Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo» (Jn 20,21)

Con ocasión del Jubileo del año 2000, el venerable Juan Pablo II, al comienzo de un nuevo milenio de la era cristiana, reafirmó con fuerza la necesidad de renovar el compromiso de llevar a todos el anuncio del Evangelio «con el mismo entusiasmo de los cristianos de los primeros tiempos» (Novo millennio ineunte, 58). Es el servicio más valioso que la Iglesia puede prestar a la humanidad y a toda persona que busca las razones profundas para vivir en plenitud su existencia. Por ello, esta misma invitación resuena cada año en la celebración de la Jornada mundial de las misiones. En efecto, el incesante anuncio del Evangelio vivifica también a la Iglesia, su fervor, su espíritu apostólico; renueva sus métodos pastorales para que sean cada vez más apropiados a las nuevas situaciones —también las que requieren una nueva evangelización— y animados por el impulso misionero: «La misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola! La nueva evangelización de los pueblos cristianos hallará inspiración y apoyo en el compromiso por la misión universal» (Juan Pablo II, Redemptoris missio, 2).

Id y anunciad

Este objetivo se reaviva continuamente por la celebración de la liturgia, especialmente de la Eucaristía, que se concluye siempre recordando el mandato de Jesús resucitado a los Apóstoles: «Id...» (Mt 28, 19). La liturgia es siempre una llamada «desde el mundo» y un nuevo envío «al mundo» para dar testimonio de lo que se ha experimentado: el poder salvífico de la Palabra de Dios, el poder salvífico del Misterio pascual de Cristo. Todos aquellos que se han encontrado con el Señor resucitado han sentido la necesidad de anunciarlo a otros, como hicieron los dos discípulos de Emaús. Después de reconocer al Señor al partir el pan, «y levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once» y refirieron lo que había sucedido durante el camino (Lc 24, 33-35). El Papa Juan Pablo II exhortaba a estar «vigilantes y preparados para reconocer su rostro y correr hacia nuestros hermanos, para llevarles el gran anuncio: ¡Hemos visto al Señor!» (Novo millennio ineunte, 59).

A todos

Destinatarios del anuncio del Evangelio son todos los pueblos. La Iglesia «es, por su propia naturaleza, misionera, puesto que tiene su origen en la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo, según el plan de Dios Padre» (Ad gentes, 2). Esta es «la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Existe para evangelizar» (Pablo VI, Evangelii nuntiandi, 14). En consecuencia, no puede nunca cerrarse en sí misma. Arraiga en determinados lugares para ir más allá. Su acción, en adhesión a la palabra de Cristo y bajo la influencia de su gracia y de su caridad, se hace plena y actualmente presente a todos los hombres y a todos los pueblos para conducirlos a la fe en Cristo (cf. Ad gentes, 5).

Esta tarea no ha perdido su urgencia. Al contrario, «la misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse... Una mirada global a la humanidad demuestra que esta misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio» (Redemptoris missio, 1). No podemos quedarnos tranquilos al pensar que, después de dos mil años, aún hay pueblos que no conocen a Cristo y no han escuchado aún su Mensaje de salvación.

No sólo; es cada vez mayor la multitud de aquellos que, aun habiendo recibido el anuncio del Evangelio, lo han olvidado y abandonado, y no se reconocen ya en la Iglesia; y muchos ambientes, también en sociedades tradicionalmente cristianas, son hoy refractarios a abrirse a la palabra de la fe. Está en marcha un cambio cultural, alimentado también por la globalización, por movimientos de pensamiento y por el relativismo imperante, un cambio que lleva a una mentalidad y a un estilo de vida que prescinden del Mensaje evangélico, como si Dios no existiese, y que exaltan la búsqueda del bienestar, de la ganancia fácil, de la carrera y del éxito como objetivo de la vida, incluso a costa de los valores morales.

Corresponsabilidad de todos

La misión universal implica a todos, todo y siempre. El Evangelio no es un bien exclusivo de quien lo ha recibido; es un don que se debe compartir, una buena noticia que es preciso comunicar. Y este don-compromiso está confiado no sólo a algunos, sino a todos los bautizados, los cuales son «linaje elegido, nación santa, pueblo adquirido por Dios» (1 P 2, 9), para que proclame sus grandes maravillas.

En ello están implicadas también todas las actividades. La atención y la cooperación en la obra evangelizadora de la Iglesia en el mundo no pueden limitarse a algunos momentos y ocasiones particulares, y tampoco pueden considerarse como una de las numerosas actividades pastorales: la dimensión misionera de la Iglesia es esencial y, por tanto, debe tenerse siempre presente. Es importante que tanto los bautizados de forma individual como las comunidades eclesiales se interesen no sólo de modo esporádico y ocasional en la misión, sino de modo constante, como forma de la vida cristiana. La misma Jornada mundial de las misiones no es un momento aislado en el curso del año, sino que es una valiosa ocasión para detenerse a reflexionar si respondemos a la vocación misionera y cómo lo hacemos; una respuesta esencial para la vida de la Iglesia.

Evangelización global

La evangelización es un proceso complejo y comprende varios elementos. Entre estos, la animación misionera ha prestado siempre una atención peculiar a la solidaridad. Este es también uno de los objetivos de la Jornada mundial de las misiones, que a través de las Obras misionales pontificias, solicita ayuda para el desarrollo de las tareas de evangelización en los territorios de misión. Se trata de sostener instituciones necesarias para establecer y consolidar a la Iglesia mediante los catequistas, los seminarios, los sacerdotes; y también de dar la propia contribución a la mejora de las condiciones de vida de las personas en países en los que son más graves los fenómenos de pobreza, malnutrición sobre todo infantil, enfermedades, carencia de servicios sanitarios y para la educación. También esto forma parte de la misión de la Iglesia. Al anunciar el Evangelio, la Iglesia se toma en serio la vida humana en sentido pleno. No es aceptable, reafirmaba el siervo de Dios Pablo VI, que en la evangelización se descuiden los temas relacionados con la promoción humana, la justicia, la liberación de toda forma de opresión, obviamente respetando la autonomía de la esfera política. Desinteresarse de los problemas temporales de la humanidad significaría «ignorar la doctrina del Evangelio acerca del amor al prójimo que sufre o padece necesidad» (Evangelii nuntiandi, 31. cf. n. 34); no estaría en sintonía con el comportamiento de Jesús, el cual «recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la buena nueva del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias» (Mt 9, 35).

Así, a través de la participación corresponsable en la misión de la Iglesia, el cristiano se convierte en constructor de la comunión, de la paz, de la solidaridad que Cristo nos ha dado, y colabora en la realización del plan salvífico de Dios para toda la humanidad. Los retos que esta encuentra llaman a los cristianos a caminar junto a los demás, y la misión es parte integrante de este camino con todos. En ella llevamos, aunque en vasijas de barro, nuestra vocación cristiana, el tesoro inestimable del Evangelio, el testimonio vivo de Jesús muerto y resucitado, encontrado y creído en la Iglesia.

Que la Jornada mundial de las misiones reavive en cada uno el deseo y la alegría de «ir» al encuentro de la humanidad llevando a todos a Cristo. En su nombre os imparto de corazón la bendición apostólica, en particular a quienes más se esfuerzan y sufren por el Evangelio.

Vaticano, 6 de enero de 2011,

solemnidad de la Epifanía del Señor

BENEDICTUS PP. XVI