Una bebé pregunta...

"Aborto": Una palabra que se ha puesto de moda... Es un tema "espinoso", que sigue llenando los titulares de revistas, periódicos y páginas de internet que lo avalan, lo recomiendan, o lo condenan y desaconsejan...

Es una realidad alarmante, imposible de contabilizar... En México se ha promovido y aprobado su despenalización... Razones a favor o en contra siguen haciendo resonar su voz, y clandestina o legalmente se siguen practicando miles y miles de este tipo de homicidios...

Este pequeño video podría hacernos razonar. Es una súplica imaginaria de una bebé, gestándose aún y con problemas serios incluso antes de nacer...





Que la intercesión de San Ramón Nonato, a quien la liturgia nos presenta hoy como ejemplo, alcance de nuestro buen Dios, la conversión de los corazones y la razón suficiente para amar la vida y respetarla desde el momento de su concepción.

Decálogo del Catequista

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La gota de agua (Cuento)

Hacía tiempo que no llovía... la sequía "ganaba terreno"... los pastos estaban palideciendo y muriendo, poco a poco, a lo largo de las tristes hectáreas del poblado de "El guamúchil"...

Don Julio, recio y experimentado agricultor, había depositado toda su confianza en la siembra... apenas si su trabajo rendía para subsistir el año y no podía "darse el lujo" de perder su única esperanza...


Bien sabía que su esfuerzo era necesario, pero mucho más la fe en su Creador... Así que rogó, desde el fondo de su corazón, que cayera la lluvia suficiente para alimentar a sus hijos, a su esposa, a quienes esperaban su cosecha... Esperaba y esperaba... y no se cansaba de esperar...

Un buen día pasó por allí una nubecita feliz... volaba sin rumbo fijo, dejándose llevar por los vientos... Don Julio miró hacia el cielo y su confianza se "activó"...

En la nube jugaban millones y millones de gotitas de agua... seguras y alegres, sin ninguna preocupación... pero una de ellas volteó hacia la tierra, y vio los campos, y vio a Don Julio... y se puso muy triste...

Sabía que ella era una simple "gota de agua", que apenas podría humedecer un milímetro de aquellas áridas tierras, que su esfuerzo podría no surtir ningún fruto... pero se decidió, y renunciando a su seguridad, se despidió de sus compañeras y se dejó caer...

Al ver su ejemplo, las demás comprendieron que "hay que morir para dar vida", y la siguieron... y la tierra se fertilizó, y los frutos llegaron, y aquella región volvió a sonreír...

Y la gota de agua... podría tener tu nombre...

San Bartolomé, Apóstol

Según los datos que nos aporta la Sagrada Escritura (sobre todo los Evangelios Sinópticos y los Hechos de los Apóstoles), no existe ninguna razón suficiente para identificar a "Bartolomé" con el Apóstol "Natanael", a quien el Evangelio de San Juan nombra acompañado de Felipe (Ver Jn 1, 43 - 51).

En las listas que nos dejó San Mateo (Ver Mt 10, 2 - 4), San Marcos (Ver Mc 3, 16 - 19), San Lucas (Ver Lc 6, 14 - 16) y los Hechos de los Apóstoles (Ver Hch 1, 13), aparece siempre "Bartolomé", pero ningún "Natanael".


La tradición de la Iglesia, sin fundamento aparente, tratando de conservar el número "12" entre los escogidos del Señor para ser sus Apóstoles, y sorteando esta evidente dificultad, identificó a "Bartolomé" y a "Natanael" como un solo personaje (lo mismo ocurrió con Mateo - Leví, y con Judas - Tadeo).

El nombre de "Bartolomé", proviene del patronímico arameo "Bar - Tolmay", que podría traducirse como "Hijo de Ptolomeo".

Como hemos visto, es común encontrarlo en los relatos evangélicos al lado del Apóstol Felipe (salvo el relato de los Hechos, donde se encuentra al lado de Mateo. Ver Hch 1, 13), por lo que algunos autores han aventurado algún parentesco entre ellos, o por lo menos, cierta afinidad.

San Juan nos relata un episodio de colorido especial, donde el Apóstol proclama a Jesús como el "Hijo de Dios":

“Jesús decidió partir para Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: - Sígueme.

Felipe era de Betsaida, el pueblo de Andrés y de Pedro. Felipe se encontró con Natanael y le dijo:

- Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en el libro de la ley, y del que hablaron también los profetas: Es Jesús, el hijo de José, el de Nazaret.

Exclamó Natanael:

- ¿De Nazaret puede salir algo bueno?

Felipe le contestó:

- Ven y lo verás.

Cuando Jesús vio a Natanael, que venía hacia él, comentó:

- Este es un auténtico israelita, en quien no hay doblez alguna.

Natanael le preguntó:

- ¿Por qué me conoces?

Jesús respondió:

- Antes de que Felipe te llamara, te vi yo, cuando estabas debajo de la higuera.

Entonces, Natanael exclamó:

- Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.

Jesús prosiguió:

- ¿Te basta para creer el haberte dicho que te vi debajo de la higuera? ¡Verás cosas más grandes que ésa!

Y añadió Jesús:

- Les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del hombre…”

(Ver Jn 1, 43 – 51)

Además de este pasaje, no hay alguno otro donde se le mencione explícitamente. De aquí, se desprende que en la vida pública de Jesús, él le acompañó en todos los demás eventos en que los apóstoles son mencionados.

Según una tradición recogida por Eusebio, Obispo de Cesarea, gran historiador de la Iglesia Católica (año 275 – 339 d.C.), San Bartolomé marchó a predicar el Evangelio, luego de que Jesús ascendiera victorioso a los cielos, a la India, donde dejó a la Iglesia naciente una copia del Evangelio de San Mateo en el idioma arameo.

La tradición armenia le atribuye también la predicación del cristianismo en su país, junto a San Judas Tadeo. Ambos, por tal motivo, son considerados santos patrones de la Iglesia Apostólica Armenia.

Su martirio y su muerte se atribuyen a un tal “Astiages”, rey de Armenia y hermano del rey “Polimio” que San Bartolomé habría convertido supuestamente al cristianismo.

Como los sacerdotes de los templos paganos, que se estaban quedando sin clientela a causa de la religión floreciente, protestaron ante el rey Astiages de la labor evangelizadora del Apóstol, éste mandó llamarlo, y le ordenó que adorara a sus ídolos, tal como él había hecho con su hermano quien supuestamente apostató. Ante la negativa de Bartolomé, el rey ordenó que fuera martirizado en su presencia hasta que renunciase a su Dios o muriese.

En el Arte se le suele representar con un gran cuchillo, aludiendo a su martirio, supuestamente desollado vivo (o sea, desprendiéndole totalmente la piel de su cuerpo) y decapitándolo (cortándole la cabeza). Por esta razón es el patrón de los curtidores.

También se le representa sujetando con una cadena a un demonio. El origen de este símbolo puede ser doble:

- En el evangelio apócrifo que lleva su nombre, San Bartolomé requiere a Cristo resucitado que le muestre al maligno "Belial" (es decir: Al demonio). Después de habérselo mostrado, Jesús le indica: "Písale la cabeza y pregúntale". Entonces, el Apóstol hace que le conteste sus preguntas acerca del pecado y de la caída de los ángeles (Ver Descensus ad ínferos).

- Según otra tradición, San Bartolomé expulsó a un demonio, denominado "Astaroth", de un templo donde éste vivía dentro de una estatua. El Apóstol demostró a los fieles la ineficacia de la estatua, pues decía que curaba todas las enfermedades, expulsó al Demonio, y purificó y consagró el templo al Santo nombre de Jesús.

Su festividad se conmemora un día como hoy, 24 de agosto, entre los italianos y españoles; el 11 de junio entre los griegos, coptos y sirios; y el 8 de diciembre entre los armenios.


Oración a San Bartolomé:

Oh, Dios omnipotente y eterno, que hiciste este día tan venerable con la festividad de tu Apóstol San Bartolomé, concede a tu Iglesia amar lo que él creyó, y predicar lo que él enseñó. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén

Datos de importancia de la Arquidiócesis de Guadalajara

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Nota: Agradecemos a la CEM
por la graficación de las Diócesis Mexicanas

¡Corregidos y Aumentados!

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Misa de Clausura de la JMJ

En la homilía de la Misa final de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011, celebrada este domingo desde las 09:30 a.m. (hora local), el Papa Benedicto XVI alentó a los dos millones de fieles (un millón y medio según fuentes policiales) presentes a vivir integralmente la fe y resaltó que "no os guardéis a Cristo para ustedes mismos".

En el aeródromo de Cuatro Vientos en Madrid, el Santo Padre recorrió la explanada de este lugar aproximadamente durante 15 minutos saludando desde el papamóvil a los peregrinos y fieles presentes de quienes recibió muchas muestras de afecto a su paso.

Antes de iniciar la Misa el Papa saludó a los jóvenes comentándoles que esperaba que hayan podido dormir un poco "pese a las inclemencias del tiempo" y que hayan podido elevar los ojos al cielo para rezar.

En su homilía, el Papa explicó luego en qué consiste la fe, que es un don de Dios, y como ésta "va más allá de los simples datos empíricos o históricos, y es capaz de captar el misterio de la persona de Cristo en su profundidad".

La fe, dijo el Papa, tiene su origen en el Señor y no solo proporciona "alguna información sobre la identidad de Cristo, sino que supone una relación personal con Él, la adhesión de toda la persona, con su inteligencia, voluntad y sentimientos, a la manifestación que Dios hace de sí mismo".

El Santo Padre señaló luego que así como antes preguntó a sus discípulos sobre quién decían ellos que era Él, ahora esa pregunta el Señor la dirige ese mismo cuestionamiento a los jóvenes. A él, dijo, "respondedle con generosidad y valentía, como corresponde a un corazón joven como el vuestro. Decidle: Jesús, yo sé que Tú eres el Hijo de Dios que has dado tu vida por mí".

"Quiero seguirte con fidelidad y dejarme guiar por tu palabra. Tú me conoces y me amas. Yo me fío de ti y pongo mi vida entera en tus manos. Quiero que seas la fuerza que me sostenga, la alegría que nunca me abandone".

Benedicto XVI explicó también que la fe debe vivirse en la Iglesia que "no es una simple institución humana, como otra cualquiera, sino que está estrechamente unida a Dios. El mismo Cristo se refiere a ella como ‘su’ Iglesia. No se puede separar a Cristo de la Iglesia, como no se puede separar la cabeza del cuerpo. La Iglesia no vive de sí misma, sino del Señor. Él está presente en medio de ella, y le da vida, alimento y fortaleza".

El Papa dijo luego que para vivir la fe es necesario caminar con Cristo en comunión con la Iglesia ya que "no se puede seguir a Jesús en solitario".

"Quien cede a la tentación de ir ‘por su cuenta’ o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él", alertó.

Para caminar con el Señor y crecer en la fe, prosiguió, "es fundamental reconocer la importancia de vuestra gozosa inserción en las parroquias, comunidades y movimientos, así como la participación en la Eucaristía de cada domingo, la recepción frecuente del sacramento del perdón, y el cultivo de la oración y meditación de la Palabra de Dios"..

"De esta amistad con Jesús nacerá también el impulso que lleva a dar testimonio de la fe en los más diversos ambientes, incluso allí donde hay rechazo o indiferencia. No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás. Por tanto, no os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe".

El Papa indicó que el mundo necesita la fe de los jóvenes, para que asuman la tarea de ser "discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y países donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más grandes y, vislumbrando en sus corazones la posibilidad de valores más auténticos, no se dejan seducir por las falsas promesas de un estilo de vida sin Dios".

"Queridos jóvenes, rezo por vosotros con todo el afecto de mi corazón. Os encomiendo a la Virgen María, para que ella os acompañe siempre con su intercesión maternal y os enseñe la fidelidad a la Palabra de Dios. Os pido también que recéis por el Papa, para que, como Sucesor de Pedro, pueda seguir confirmando a sus hermanos en la fe".

Finalmente el Santo Padre hizo votos para que todos los católicos "crezcamos en santidad de vida y demos así un testimonio eficaz de que Jesucristo es verdaderamente el Hijo de Dios, el Salvador de todos los hombres y la fuente viva de su esperanza. Amén".

Fuente: Aciprensa


Discurso de Benedicto XVI en la Plaza de "Cibeles"

Queridos amigos:

Agradezco las cariñosas palabras que me han dirigido los jóvenes representantes de los cinco continentes. Y saludo con afecto a todos los que estáis aquí congregados, jóvenes de Oceanía, África, América, Asia y Europa; y también a los que no pudieron venir. Siempre os tengo muy presentes y rezo por vosotros. Dios me ha concedido la gracia de poder veros y oíros más de cerca, y de ponernos juntos a la escucha de su Palabra.

En la lectura que se ha proclamado antes, hemos oído un pasaje del Evangelio en que se habla de acoger las palabras de Jesús y de ponerlas en práctica. Hay palabras que solamente sirven para entretener, y pasan como el viento; otras instruyen la mente en algunos aspectos; las de Jesús, en cambio, han de llegar al corazón, arraigar en él y fraguar toda la vida.

Sin esto, se quedan vacías y se vuelven efímeras. No nos acercan a Él. Y, de este modo, Cristo sigue siendo lejano, como una voz entre otras muchas que nos rodean y a las que estamos tan acostumbrados.

El Maestro que habla, además, no enseña lo que ha aprendido de otros, sino lo que Él mismo es, el único que conoce de verdad el camino del hombre hacia Dios, porque es Él quien lo ha abierto para nosotros, lo ha creado para que podamos alcanzar la vida auténtica, la que siempre vale la pena vivir en toda circunstancia y que ni siquiera la muerte puede destruir.

El Evangelio prosigue explicando estas cosas con la sugestiva imagen de quien construye sobre roca firme, resistente a las embestidas de las adversidades, contrariamente a quien edifica sobre arena, tal vez en un paraje paradisíaco, podríamos decir hoy, pero que se desmorona con el primer azote de los vientos y se convierte en ruinas.

Queridos jóvenes, escuchad de verdad las palabras del Señor para que sean en vosotros «espíritu y vida» (Jn 6,63), raíces que alimentan vuestro ser, pautas de conducta que nos asemejen a la persona de Cristo, siendo pobres de espíritu, hambrientos de justicia, misericordiosos, limpios de corazón, amantes de la paz.

Hacedlo cada día con frecuencia, como se hace con el único Amigo que no defrauda y con el que queremos compartir el camino de la vida. Bien sabéis que, cuando no se camina al lado de Cristo, que nos guía, nos dispersamos por otras sendas, como la de nuestros propios impulsos ciegos y egoístas, la de propuestas halagadoras pero interesadas, engañosas y volubles, que dejan el vacío y la frustración tras de sí.

Aprovechad estos días para conocer mejor a Cristo y cercioraros de que, enraizados en Él, vuestro entusiasmo y alegría, vuestros deseos de ir a más, de llegar a lo más alto, hasta Dios, tienen siempre futuro cierto, porque la vida en plenitud ya se ha aposentado dentro de vuestro ser.

Hacedla crecer con la gracia divina, generosamente y sin mediocridad, planteándoos seriamente la meta de la santidad. Y, ante nuestras flaquezas, que a veces nos abruman, contamos también con la misericordia del Señor, siempre dispuesto a darnos de nuevo la mano y que nos ofrece el perdón en el sacramento de la Penitencia.

Al edificar sobre la roca firme, no solamente vuestra vida será sólida y estable, sino que contribuirá a proyectar la luz de Cristo sobre vuestros coetáneos y sobre toda la humanidad, mostrando una alternativa válida a tantos como se han venido abajo en la vida, porque los fundamentos de su existencia eran inconsistentes.

A tantos que se contentan con seguir las corrientes de moda, se cobijan en el interés inmediato, olvidando la justicia verdadera, o se refugian en pareceres propios en vez de buscar la verdad sin adjetivos.

Sí, hay muchos que, creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos. Desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias; dar en cada instante un paso al azar, sin rumbo fijo, dejándose llevar por el impulso de cada momento. Estas tentaciones siempre están al acecho. Es importante no sucumbir a ellas, porque, en realidad, conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios.

Nosotros, en cambio, sabemos bien que hemos sido creados libres, a imagen de Dios, precisamente para que seamos protagonistas de la búsqueda de la verdad y del bien, responsables de nuestras acciones, y no meros ejecutores ciegos, colaboradores creativos en la tarea de cultivar y embellecer la obra de la creación. Dios quiere un interlocutor responsable, alguien que pueda dialogar con Él y amarle.

Por Cristo lo podemos conseguir verdaderamente y, arraigados en Él, damos alas a nuestra libertad. ¿No es este el gran motivo de nuestra alegría? ¿No es este un suelo firme para edificar la civilización del amor y de la vida, capaz de humanizar a todo hombre?

Queridos amigos: sed prudentes y sabios, edificad vuestras vidas sobre el cimiento firme que es Cristo. Esta sabiduría y prudencia guiará vuestros pasos, nada os hará temblar y en vuestro corazón reinará la paz. Entonces seréis bienaventurados, dichosos, y vuestra alegría contagiará a los demás.

Se preguntarán por el secreto de vuestra vida y descubrirán que la roca que sostiene todo el edificio y sobre la que se asienta toda vuestra existencia es la persona misma de Cristo, vuestro amigo, hermano y Señor, el Hijo de Dios hecho hombre, que da consistencia a todo el universo. Él murió por nosotros y resucitó para que tuviéramos vida, y ahora, desde el trono del Padre, sigue vivo y cercano a todos los hombres, velando continuamente con amor por cada uno de nosotros.

Encomiendo los frutos de esta Jornada Mundial de la Juventud a la Santísima Virgen María, que supo decir «sí» a la voluntad de Dios, y nos enseña como nadie la fidelidad a su divino Hijo, al que siguió hasta su muerte en la cruz. Meditaremos todo esto más detenidamente en las diversas estaciones del Via crucis. Y pidamos que, como Ella, nuestro «sí» de hoy a Cristo sea también un «sí» incondicional a su amistad, al final de esta Jornada y durante toda nuestra vida.

Muchas gracias.


La gran fiesta de los jóvenes

La Jornada Mundial de la Juventud, realizándose actualmente en Madrid, España, se ha denominado “la gran fiesta de los jóvenes”… ¿Por qué?

“Fiesta” es un término muy común, designa una reunión de personas para celebrar un acontecimiento o divertirse. Por lo general, una fiesta suele acompañarse de comida y bebida, y a menudo también de música y baile…

La “alegría” puede ser el “ingrediente secreto” de las fiestas; sin ella no se podría hablar de auténtico festejo.

Hoy en día, las fiestas de la gran mayoría de los jóvenes involucran actividades o sustancias ilícitas, tales como el desenfreno sexual, el alcohol o las drogas…

La JMJ ha reunido a más de un millón de jóvenes, y todos ellos han sido convocados no por un artista, una empresa o algún equipo de futbol, sino por Cristo Jesús, el Papa y la Iglesia Católica…

En medio de un mundo secularizado, sumergido en los excesos y nunca satisfecho, estos jóvenes demuestran que es posible divertirse sin ingerir bebidas alcohólicas, sin drogarse ni soltar la rienda de su cordura o el pudor… Estos jóvenes cantan, bailan, gritan, echan porras, y sin necesidad de ofender a nadie son felices… Se alimentan del Cuerpo y la Sangre de su Señor, participan de catequesis y asisten a diversas actividades recreativas y culturales, pasean por las calles y le manifiestan al mundo que la alegría de esta convocación radica en saberse y sentirse jóvenes comprometidos con su Dios y con sus hermanos…

De todas las razas, lenguas y naciones… de todas las castas sociales y estatus económicos… religiosos, sacerdotes o laicos… ¡El único requisito es querer participar!

Firmes en la fe… por un mundo mejor…

FIRMES EN LA FE ( Himno de la JMJ )

El himno de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011 es un canto a Cristo. No puede ser de otra manera: desde los orígenes del cristianismo, la Iglesia ha cantado a Cristo como al Hijo de Dios encarnado, nacido de María la Virgen.

Los jóvenes que participan en las Jornadas Mundiales de la Juventud siguen a Cristo, le aman y le cantan festivamente. Benedicto XVI lo ha dicho claramente: «Él está presente, Él entra en medio de nosotros. Se ha abierto el cielo y esto hace luminosa la Tierra».

Podemos cantar a Cristo porque los primeros testigos de la fe lo vieron con sus propios ojos, contemplaron su humanidad y gozaron de sus palabras, sus gestos, su amor hasta la muerte. Participaron de su alegría, de su perdón y, finalmente, vieron cómo entregaba su cuerpo y sangre para darnos su misma Vida, que salta hasta la eternidad. Y el primer día de la semana, el primer domingo, vieron la luz de la resurrección iluminar su rostro y sus llagas mientras la muerte era derrotada.

El himno quiere ayudarnos a confesar nuestra fe en Cristo, que se ha hecho hermano y amigo de los hombres para llegar a ser Señor de todos con el triunfo sobre la muerte. Siguiendo el lema propuesto por el Papa Benedicto XVI para la Jornada de Madrid 2011, invitamos a los jóvenes a «caminar en Cristo», como dice san Pablo, echando en él nuestras raíces y edificando nuestra vida sobre la suya. Para lograr esto, contemplamos su humanidad perfecta, modelo de la nuestra, y cantamos la belleza de su rostro, el perdón de sus labios, la luz de su mirada, la sonrisa de su gracia.

Nos conmueve que soplara sobre los apóstoles su Espíritu, que se dejara tocar las llagas por Tomás y que con sus manos sanase a leprosos, ciegos, sordos y tullidos. Y, cantando, afirmamos que «también para nosotros es posible tener un contacto sensible con Jesús, meter, por así decir, la mano en las señales de su Pasión, las señales de su amor» (Benedicto XVI).

Sabemos que los jóvenes deseáis cantar y celebrar la vida. Y eso es justamente lo que os proponemos en el himno: cantar y celebrar a Cristo, Vida del mundo. Os invitamos a celebrar la fe que nos ha salvado y nos concede ser parte del mismo Cristo, miembros de su Cuerpo, que peregrina por el mundo como una inmensa procesión de redimidos. Cantemos a Cristo, sí, mientras caminamos, como hizo María. ¡Canta y camina!

+ César Franco
Obispo auxiliar de Madrid


He aquí el Himno de la JMJ 2011,
también visible para nuestros hermanos no oyentes:




Finalmente, para quienes deseen la letra y partitura del Himno, aquí lo tienen:

La Iglesia a lo largo de los siglos


Para los cristianos, creer en Cristo es creer también en aquello que dijo e hizo. No podemos seleccionar, al azar o por conveniencia, algunas palabras sí y otras no, o aprobar algunas acciones y desechar otras.

Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, mientras estuvo en este mundo, quiso comunicarnos todo lo que a su Padre había oído y sus obras tuvieron el fin concreto de hacer presente el Reino de Dios entre nosotros.

Él escogió de entre sus seguidores a doce hombres, sencillos y rudos, y por un espacio aproximado de tres años, los formó adecuada y suficientemente. Percibiendo en ellos no lo que eran (apenas “poca cosa”), sino lo que podrían llegar a ser, llegado el tiempo conveniente, les encomendó su obra, y les otorgó la fuerza de su Espíritu para continuar su misión.

Esta Iglesia, liderada por el mismo Cristo, que es su Cabeza, también cuenta con el mandato de hombres concretos, que a lo largo de los siglos y con legítima sucesión, han pastoreado el rebaño que Jesús les encomendó, según su tiempo y cultura.

Es cierto que de estos hombres, a quienes se les puede denominar “parte del clero”, no han respondido adecuadamente a la vocación que se les confió, pero también es sensato reconocer que otros sí lo han hecho, pese a todo y con honor… Lamentablemente, el ser humano tiende a percibir más lo negativo, y lo que dice el libro del Eclesiastés aquí se puede aplicar: “Una mosca muerta echa a perder un frasco de aceite perfumado; un poco de necedad pesa más que mucha sabiduría y honor” (Ecle 10, 1).

La tradición de los siglos nos ha adoctrinado, y si comprendemos que la Iglesia no solo es Maestra, sino también Madre, las palabras del Beato Papa Juan Pablo II podrían entenderse: “La Iglesia es Madre, y una Madre debe ser amada”. Nos lo adelantaba ya San Ambrosio: “Nadie puede decir que tiene a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre”.

En fin, no se puede decir “Cristo sí, Iglesia no”, porque el designio de Dios fue desde el inicio que ésta existiera, y que lo diera a conocer con sus palabras y con sus obras.

Labor de los hombres deberá ser, entonces, trasparentar a su Fundador; caminar por la conversión cotidiana; pedir perdón por los errores cometidos; aprender de los deslices del pasado y luchar por no volver a cometerlos; practicar las virtudes y comprometerse más y mejor por ser sal y luz para todos los hombres (Ver Mt 5, 16).

Indulgencia plenaria por la JMJ


El Papa Benedicto XVI dispuso la concesión de la indulgencia plenaria por la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011, a todos los peregrinos que, siguiendo las condiciones habituales para obtenerla, participen en alguno de los eventos litúrgicos que se desarrollarán entre el 16 y el 21 de agosto en la capital española.

Así lo señala el decreto publicado hoy por el Penitenciario Mayor de la Santa Iglesia Romana, Cardenal Fortunato Baldelli.

El texto indica además que los fieles que no podrán asistir a la JMJ podrán obtener la indulgencia parcial para lo cual deben rezar "por los propósitos espirituales de este encuentro y por su feliz éxito".

El decreto, publicado en italiano y latín, señala además que esta decisión la tomó el Santo Padre luego del pedido del Arzobispo de Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Cardenal Antonio María Rouco Varela.

Para obtener la indulgencia plenaria en la JMJ, los peregrinos deberán "participar en cualquier sacra función o pío ejercicio" siempre y cuando estén "confesados y verdaderamente arrepentidos para recibir la Santa Comunión, y piamente recen por las intenciones de Su Santidad".

Indulgencia para los que acompañen desde lejos

Quienes no asisten a la JMJ, pueden obtener la indulgencia parcial "donde sea que se encuentren durante el mencionado encuentro si, con ánimo contrito, elevan oraciones a Dios Espíritu Santo para que aliente en los jóvenes la caridad y les dé la fuerza para anunciar con la propia vida el Evangelio".

El decreto que también lleva la firma del Obispo Regente, Mons. Gianfranco Girotti, señala finalmente que para que los fieles puedan obtener estas indulgencias, "los sacerdotes, legítimamente aprobados para la escucha de la confesión sacramental, con ánimo pronto y generoso se alisten a recibirlos y propongan a los fieles oraciones públicas por el éxito de esta Jornada Mundial de la Juventud".

Conversa y Mártir: Santa Edith Stein

Edith Stein nació en Breslau, Alemania, (hoy Broklaw, Polonia) el 12 de octubre de 1891. Fue la última de 11 hermanos de una familia judía devota. Ella murió en una cámara de gases de Auschwitz, el 9 de agosto de 1942.

Fue una estudiante brillante, quien en un comienzo se incorporó a la Universidad de Breslau en 1911 y luego se trasladó a la Universidad de Göttingen para continuar sus estudios bajo la tutela del famoso fundador de la fenomenología Edmund Husserl.

El filósofo escogió a Edith Stein para ser su asistente de cátedra en la Universidad de Freiburg y declaró que ella era la mejor estudiante de doctorado que nunca había tenido, incluso fue más capaz que Heidegger quien también fue su pupilo al mismo tiempo que Edith. En 1916, culminó su tesis y obtuvo el Doctorado en Filosofía con el grado de summa cum laude.

Luego de que muchos de sus amigos fueran enrolados para servir en la Primera Guerra Mundial, Edith se enroló de voluntaria junto con otras estudiantes mujeres para trabajar en hospitales militares. Así, obtuvo trabajo en hospitales de enfermedades infecciosas y cuidó caritativamente del ejército austríaco, donde campeaba la tifoidea, la disentería y el cólera. Al término de su período como voluntaria en el hospital militar obtuvo la medalla de valor en reconocimiento a su servicio generoso.

Tras retornar de la experiencia de la guerra, retomó su vida de estudiante, pero las dudas profundas, el insaciable hambre de verdad volcado a la filosofía y el testimonio de muchos cristianos comenzaron a socavar en ella su hasta entonces radical ateísmo. Los diálogos con el filósofo Max Scheller - que paradójicamente se había apartado de la Iglesia -, pero sobre todo la lectura de la vida de Santa Teresa de Jesús, terminaron completando la obra que Dios había iniciado en ella: su conversión al catolicismo. El 1 de enero de 1922 recibió el bautismo.

Por este tiempo, Edith dejó su carrera como estudiante y aceptó el puesto de profesora de Alemán en el Colegio de las Hermanas Dominicas en Speyer. Allí trabajó por 8 años como profesora y dividía su día entre el trabajo y la oración. Era conocida por ser una benévola y servicial profesora que trabajaba duro por trasmitir su material de manera clara y sistemática y su preocupación iba más allá de trasmitir conocimientos, incluía la formación a toda la persona, pues estaba convencida que la educación era un trabajo apostólico.

A lo largo de este período, Edith continuó sus escritos y traducciones de filosofía y asumió el compromiso de dar conferencias, que la llevó a Heidelberg, Zurich, Salzburg y otras ciudades. En el transcurso de sus conferencias, frecuentemente abordaba el papel y significado de la mujer en la vida contemporánea, hablando de temas como: "Ethos (costumbres) de las mujeres que trabajan", "Diferentes vocaciones de hombres y mujeres de acuerdo con Dios y la naturaleza" , "La Espiritualidad de la mujer cristiana", "Los principios fundamentales de la Educación de la mujer", "Problemas en la Educación de la Mujer", "La Iglesia, la mujer y la juventud" " y "El significado intrínseco del valor de la mujer en la vida nacional". Una lectura de sus textos revela claramente su oposición radical al feminismo y su fuerte compromiso al reconocimiento y desarrollo de la mujer, así como al valor de la madurez de la vida cristiana en la mujer como una respuesta para el mundo.

En 1931, Edith deja la escuela del convento para dedicarse a tiempo completo a la escritura y publicación de sus trabajos. En 1932, aceptó la cátedra en la Universidad de Münster, pero un año después le dijeron que debería dejar su puesto por su antecedente judío. Una caritativa universidad de administración le sugirió que trabajase en sus proyectos hasta que la situación de Alemania mejore, pero ella se negó. También recibió otra oferta de América del Sur, pero después de pensar bien la situación, Edith se convenció que había llegado el tiempo de entrar al convento. El 14 de octubre de 1933, a la edad de 42 años, Edith Stein ingresa al convento carmelita en Cologne tomando el nombre de Teresa Benedicta y reflejando su especial devoción a la pasión de Cristo y su gratitud a Teresa de Avila por su amparo espiritual.

En el convento, Edith continuó sus estudios y escritos completando los textos de su libro "La Finitud y el Ser", su obra cumbre.

En 1938 la situación en Alemania empeoró, y el ataque de las temidas fuerzas nazis el 8 de noviembre a las sinagogas (la Kristallnacht o "Noche de los Cristales") despejó toda duda acerca del estado verdadero de los ciudadanos judíos. El convento de los priores preparó el traslado de Edith al convento de Dutch en Echt y en Año Nuevo, el 31 de diciembre de 1938, Edith Stein fue llevada a Holanda. Allá en el convento de Echt, Edith compuso 3 hermosos actos de oblación, ofreciéndolos por el pueblo judío, por el evitamiento de la guerra y por la santificación de la Familia Carmelita. Después, reorganizó su vida enseñando Latín a las postulantes y escribiendo un libro acerca de San Juan de la Cruz.

Como la incineración y los cuartos de gas aumentaron en el Este, Edith, como miles de judíos en Holanda, empezó a recibir citaciones de la "S.S." en Maastricht y del Consejero para los Judíos en Amsterdam.

Edith pidió una visa a Suiza junto con su hermana Rosa, con quien había vivido en Echt, para ser transferidas al Convento de Carmelitas de Le Paquier. La comunidad de Le Paquier informó a la Comunidad de Echt que podía aceptar a Edith pero no a Rosa.

Para Edith fue inaceptable y por eso se rehusó ir a Suiza y prefirió quedarse con su hermana Rosa en Echt. Decidida a terminar "La Ciencia de la Cruz", Edith usó todo momento para investigar, incluso hasta quedar exhausta.

En la Comunidad Holandesa de Echt, la protección de Edith Stein en contra de la persecución de los judíos fue temporal. Mientras la policía nazi que exterminaba a los judíos era rápidamente implementada cuando Holanda fue ocupada, los judíos que profesaban la fe católica fueron inicialmente dejados en paz. Sin embargo, cuando el Obispo de Netherlands redactó una carta pastoral en donde protestaban severamente en contra de la deportación de los judíos, las reglas nazis reaccionaron ordenando la exterminación de los bautizados judíos.

Por esa razón, el domingo 2 de agosto a las 5 p.m., después de que Edith Stein había pasado su día como siempre, rezando y trabajando en su interminable manuscrito de su libro sobre San Juan de la Cruz, los oficiales de la "S.S." fueron al convento y se la llevaron junto con Rosa. Asustada por la multitud y por no poder hacer nada ante la situación, Rosa se empezó a desorientar. Un testigo relató que Edith tomó de la mano a Rosa y le dijo tranquilamente: "Ven, Rosa, vamos a ir por nuestra gente". Juntas caminaron hacia la esquina y entraron en el camión de la policía que las esperaba.

Hay muchos testigos que cuentan del comportamiento de Edith durante esos días de prisión en Amersfoort y Westerbork, el campamento central de detención en el norte de Holanda; cuentan de su silencio, su calma, su compostura, su autocontrol, su consuelo para otras mujeres, su cuidado para con los más pequeños, lavándolos y cepillando sus cabellos y cuidando de que estén alimentados.

En medio de la noche, antes del amanecer del 7 de agosto de 1942, los prisioneros de Westerbork, incluyendo a Edith Stein, fueron llevados a los trenes y deportados a Auschwitz. En 1950, la Gazette Holandesa publicó la lista oficial con los nombres de los judíos que fueron deportados de Holanda el 7 de agosto de 1942. No hubo sobrevivientes. He aquí lo que decía lacónicamente la lista de los deportados: Número 44070: Edith Theresa Hedwig Stein, Nacida en Breslau el 12 de Octubre de 1891, Muerta el 9 de Agosto de 1942...

Fue beatificada el 1 de mayo de 1987, y canonizada el 11 de octubre 1998 por el Papa Juan Pablo II.

Los jóvenes deberían leer más la Biblia...

El aún Arzobispo de Denver y recientemente nombrado Arzobispo de Filadelfia (Estados Unidos), Mons. Charles Chaput, llamó a los católicos a dedicar por lo menos una hora al día a la lectura de la Biblia y no perder el tiempo en actividades que no ayudan a crecer espiritualmente.

"Los católicos de EE.UU. tienen la verdadera Palabra de Dios en la Biblia. Si utilizáramos solamente una hora del tiempo que desperdiciamos en televisión cada día y la usáramos para estudiar y rezar los Evangelios seríamos personas fundamentalmente diferentes y nuestro país y nuestro mundo se vería transformado", afirmó en su última columna publicada en "El Pueblo Católico".

Mons. Chaput puso como ejemplo la "admirable piedad" de los musulmanes. Sin embargo, explicó que esta fue adquirida "de los judíos y los primeros cristianos que tenían un profundo amor por la Palabra de Dios escrita en el Antiguo y Nuevo Testamento".

Por ello, lamentó que en Estados Unidos las personas dediquen de tres a siete horas diarias a ver televisión, cuando ésta mayormente empuja al hombre al consumismo, le hace creer que la vejez es mala, "que el sufrimiento no tiene ningún sentido; que las relaciones humanas nunca duran; que la mayoría de las familias son disfuncionales; que la autoridad es peligrosa; y que las personas religiosas son hipócritas".

El Arzobispo dijo que el breve tiempo que el ser humano pasa por el mundo debe ser bien utilizado. "La manera como usamos nuestro tiempo indica al mundo lo que realmente valoramos y creemos. Lo que creemos realmente informa nuestras opciones. Y nuestras opciones definen nuestra eternidad", afirmó.

"Hemos sido creados para cosas mejores que la plata y el oro. Somos más que lo que poseemos o lo que creemos querer. Somos hijos de Dios rescatados de la esclavitud por la Sangre del Hijo de Dios".

En ese sentido, dijo que "si realmente creemos que Dios resucitó a su Hijo de entre los muertos para elevarnos a nosotros con Él, debemos actuar en consecuencia. Debemos emplear nuestro tiempo y nuestras acciones de acuerdo a lo que decimos creer".

"Una vida con sentido, es una vida conformada a las cosas imperecederas. Y una vida irrelevante es aquella que invierte el tiempo en cosas equivocadas: cosas que perecen, cosas que nos alejan de la conformación de nuestra vida con el Señor Jesús.

"Esas son nuestras dos opciones. Nos toca elegir", señaló.

Fuente: Aciprensa

Oración del Catequista


Señor, haz que yo sea tu testigo para comunicar tu enseñanza y tu amor.

Concédeme poder cumplir la misión de catequista con humilde y profunda confianza.

Que mi catequesis sea un servicio a los demás y una entrega gozosa y viva de tu Evangelio.

Recuérdame continuamente que la fe que deseo irradiar la he recibido de Ti como don gratuito.

Hazme verdadero educador de la fe, atento a la voz de tu Palabra, amigo leal y sincero de los demás - especialmente de mis compañeros catequistas - , que sea el Espíritu Santo quien conduzca mi vida, para que no deje de buscarte y predicarte, para que no me venza la pereza y el egoísmo, para combatir la tristeza.

Señor, te sirvo a Ti y a la Iglesia, unido a tu Madre, María; que como ella yo sepa guardar tu Palabra y ponerla al servicio del mundo.

Amén.


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Beato Juan Pablo II