Introducción General


Queridos Catequistas:

Antes de que empiecen a estudiar y utilizar estos libros, nos parece oportuno que se tomen unos minutitos para leer estas líneas por las que queremos impulsar, reconocer y enriquecer su ministerio. Al mismo tiempo, presentar el itinerario renovado de educación en la fe como instrumento facilitador para la educación de la fe en la edad de la infancia.

Cristo el Señor nos ha encomendado esta misión y nos ha involucrado en esta apasionante tarea de la evangelización a través de la catequesis, y de Él tomamos los rasgos fundamentales de nuestro servicio eclesial. Al mirarnos en Él, nos sentimos animados a descubrir siempre la misión que nos confía a través de la Iglesia.

¿Quién es el catequista? Es, sobre todo, un creyente comprometido que sigue un exigente camino espiritual, que se alimenta de la escucha de la Palabra y la esperanza en la promesa de salvación. Es testigo de un estilo de vida sencilla y pobre; pone de manifiesto una gran valentía al proclamar a todos la voluntad de Dios hasta las últimas consecuencias. No cede a la tentación fácil de ponerse él en el centro, sino más bien, con humildad, hace que Jesús aparezca en primer lugar. Su misión es invitar a todos a fijar la mirada en Jesús y a seguirlo. Lo hace cultivando una fidelidad firme y constante a Cristo y a la Iglesia.

Se nos confía la tarea evangelizadora en la acción de la catequesis y así, juntos, impulsamos la pastoral catequética. Por ello, para nosotros, como para toda la Iglesia, evangelizar quiere decir mostrar el camino para que el hombre pueda obtener su realización. Se trata de enseñar el arte de vivir. Jesús dice al principio de su vida pública: "Él me ha ungido para llevar la Buena Nueva a los pobres" (Lc 4, 18); eso quiere decir: Yo tengo la respuesta a su pregunta fundamental; Yo les enseño el camino de la vida, el camino de la felicidad. La catequesis no es, entonces, la aportación de un conjunto de conocimientos más o menos interesantes, una especie de lujo para la vida, sino que es como el agua que le da fecundidad. Es lo que ha hecho la Iglesia a lo largo de los años al presentar a Jesucristo como camino, verdad y vida. Pero hoy nos encontramos ante una cierta incapacidad para escuchar este mensaje como una Buena Nueva. Por eso, hay que hablar de una nueva evangelización y de una nueva forma de hacer catequesis, de una nueva propuesta del arte de vivir que sólo puede ser comunicado por Aquél que tiene la vida, Aquél que es el Evangelio en persona.

La catequesis es una tarea, dirigida a todos, pues todos tienen la necesidad del Evangelio. Una acción como ésta necesita confianza y paciencia. Hay que superar la tentación de la impaciencia, la tentación de buscar el éxito, los grandes números, pues ése no es el método de Dios. Las grandes obras siempre empiezan como una pequeña semilla, en silencio, de forma muy discreta. La catequesis se sitúa en esta dinámica. Hacer otra cosa, buscar el éxito inmediato, no sería hacer catequesis, que siempre consistirá en sembrar, poner los cimientos de la vida cristiana.

Una de las preocupaciones más sentidas en la acción catequética es encontrar un método apropiado para la comunicación de la fe. Esto nos recuerda que el fruto del trabajo catequético no es una cuestión sólo nuestra. Hay que encontrar métodos e itinerarios adeucados, pero siempre es necesario recordar que todos los métodos e itinerarios estarán vacíos si no nos ponemos en comunión con Dios.

Interpretando estas preocupaciones y conforme a las orientaciones magisteriales (DGC 266d, 274a), en nuestra Iglesia local se ha implementado, desde hace tiempo, el Proceso Diocesano de Catequesis para la Infancia, ahora renovado para facilitar y seguir enriqueciendo la experiencia del seguimiento de Cristo y que ponemos en sus manos para facilitar su ministerio y su acción catequística.

Llenos de gratitud a Dios nuestro Señor por todo este caminar, seguimos orando para que la cateequesis siga fructificando en cada comunidad; seguimos requiriendo la generosa colaboración de los catequistas bien formados y capaces de adaptar los textos a la realidad concreta de sus destinatarios, y la participación diligente de los padres de familia, que son los primeros educadores de la fe y de la formación cristiana de sus hijos.

Al mismo tiempo, deseamos hacer un homenaje a aquellos compañeros que han pagado con todo tipo de sufrimientos y, a veces, con la propia vida, su fidelidad al Evangelio y a las comunidades a las que fueron enviados. Quiera el Señor que esos ejemplos sean estímulo y aliento para cada uno de nosotros, al igual que el testimonio tan insigne de nuestros mártires catequistas.

Los invitamos a todos a ponernos en camino con esperanza, pues la obra que llevamos adelante está siempre sostenida y animada por aquel Maestro interior que hace fructificar su testimonio y sus palabras.

Dios los bendiga a todos.

Pbro. Lic. Antonio Godina Tejeda
Coordinador SEDEC

2 comentarios:

  1. Hola, soy catequista y estoy preparando mi tema. Pero desgraciadamente olvidé mis libros y los busqué por internet y no los tienen. Mi sugerencia es que asi como el CEC lo podemos encontrar en línea, asi también estos libros los encontremos en línea para facilitar nuestro trabajo. Recuerden que los tiempos han cambiado y hay que acoplarse para no rezagarse. De antemano gracias!

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  2. Apreciable Vasiliki: Comprendemos su inquietud, pero debido a las restricciones de copyright y derechos legales de autor, no es posible ni conveniente subir en línea estos textos. Pedimos sinceramente una disculpa por las molestias que esto pueda ocasionarle. Los textos del Proceso Diocesano de Catequesis para la Infancia y Preadolescencia no son de dominio público. Pedimos su comprensión: No todos podrían usar la información así, como usted lo plantea.

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